Janusz Urbańczyk, observador permanente ante la OSCE admitió que el problema se percibe como “espinoso y vergonzoso.”
Ciudad de El Vaticano—(ACI-Prensa)–El observador permanente de la Santa Sede ante la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), Mons. Janusz Urbańczyk, pidió mayor cooperación para erradicar la trata de personas.
“Para ser eficaces, la cooperación y la coordinación deberían involucrar a la sociedad civil, a las organizaciones religiosas y a los líderes religiosos, así como al sector económico y los medios de comunicación”, advirtió la autoridad vaticana al intervenir en la reunión del Consejo permanente de la OSCE que se llevó a cabo en Viena (Austria) del 30 de julio al 31 de agosto y que dedicó una sesión de trabajo a la Jornada mundial contra la trata de personas.
En esta línea, Mons. Urbańczyk destacó que la trata de personas “es una plaga terrible, una plaga aberrante, una herida abierta en el cuerpo de la sociedad contemporánea” que transforma a las personas en “mercancías compradas, vendidas y explotadas de formas diferentes e inimaginables”, como ha dicho también el Papa Francisco.
Además, según informó Vatican News, el observador permanente de la Santa Sede reconoció que existe una “ignorancia generalizada” sobre la naturaleza del problema que se percibe como “espinoso y vergonzoso” y recordó que “en el mundo hay más de 40 millones de víctimas de trata o explotación, de las cuales una cuarta parte, 10 millones, son menores de 18 años, mientras que un niño de cada veinte víctimas de explotación sexual en el mundo tiene menos de ocho años.”
Por ello, Mons. Urbańczyk señaló que la lucha contra la trata de personas incluye la “prevención, protección y persecución” y agregó que debe reforzarse la cooperación “entre los distintos actores estatales” para que “compartan informaciones relevantes” y desarrollen “respuestas comunes.”
La trata de personas es conocida como la esclavitud moderna. Consiste en la captura, traslado o acogida de seres humanos por medio de la amenaza, la violencia o la coacción (estafa, abuso de una posición dominante, engaño) para someterlos con fines de explotación, a trabajos forzados, prostitución u otras tareas.