La iglesia fue el escenario, / de todos los convidados. /Abundaba el lambonario, / de manos y escapularios.
Por Cantaclaro La excelente embajadora, que tiene sede en D.C., llega a Miami en carambola, y pocos se enteran per sé. Intriga tanto misterio, de tan distinguida visita. Como todo un magisterio, hasta suspicacia invita. La iglesia fue el escenario, de todos los convidados. Abundaba el lambonario, de manos y escapularios. Cada quien se fue a lo suyo, como el rosario de Aurora. Y hasta quien infló el capullo, sin dar limosna ni la hora. Si se llega así de súbito, con invitado especiales, como un secreto decúbito, se alteran los esenciales. Y a todo muchos preguntan: ¿Cuál misterio, Embajadora? A un diplomático insulso: ¿Le pasan la aplanadora..?