Fue una sesión en que los congresistas republicanos pidieron todo tipo de datos, mientras que los demócratas hicieron declaraciones generales en cuanto al racismo o los déficit del presupuesto federal, pero no pudieron refutar los hechos presentados en la audiencia
Washington, Diana Negre
Las elecciones presidenciales norteamericanas están todavía muy lejos, pero tanto un partido como el otro están ya enfrascados en la campaña que, esta vez, parece más centrada en los tribunales que en la opinión pública, especialmente por lo que al expresidente Donald Trump se refiere.
Es porque el exmandatario tiene ya que responder a tres acciones acusaciones que, aparte de una serie de cargas económicas para defenderse, podrían llevarle a la cárcel…de la que tal vez se libraría si gana los comicios y se perdona a sí mismo.
En cuanto a su rival Joe Biden, el actual presidente quien anunció ya su intención de presentarse a reelección, los tribunales no representan un riesgo tan próximo, pero podrían tener consecuencias las revelaciones de dos funcionarios de hacienda.
Presentaron pruebas de probables delitos fiscales, corrupción de tráfico de influencias, tanto de Biden como de su hijo Hunter Biden: cobraron comisiones de organizaciones extranjeras por venta de influencias, algo ilegal tanto para el presidente como para su hijo y estas comisiones se elevan nada menos que a 17 millones de dólares entre ambos. Peor todavía, no incluyeron estos ingresos en su declaración de impuestos, lo que constituye un delito.
De fraude fiscal tan solo se aplicaría a Hunter Biden, pues él es quien cobró estas comisiones., de lo que no hay duda, pues el mismo Hunter se declaró culpable y consiguió que se le aplique la pena mínima, con una multa relativamente pequeña y sin pena de prisión.
Es frecuente en Estados Unidos que las declaraciones fiscales tengan errores, en favor o en contra del contribuyente, de forma que Hacienda envía una factura por pagos insuficientes, o un cheque en favor del contribuyente que pagó demasiado.
Pero hay casos en que los fallos no se consideran errores sino evasión fiscal, lo que conlleva multa o incluso prisión. Y este es el caso de Hunter Biden, pero su castigo se limitó a una multa lo que, según declararon los inspectores de Hacienda, es un trato de favor y contrario a las prácticas habituales.
Quizá lo más curioso de los delitos fiscales de la familia Biden, es el tratamiento que le dan los medios informativos: la mayoría de los medios no recogió esta noticia, a pesar de que por lo menos uno de los canales de televisión transmitió en directo las audiencias en el Congreso, en que los dos funcionarios respondiero durante un día entero a preguntas de los legisladores.
Fue una sesión en que los congresistas republicanos pidieron todo tipo de datos, mientras que los demócratas hicieron declaraciones generales en cuanto al racismo o los déficits del presupuesto federal, pero no pudieron refutar los hechos presentados en la audiencia.
La gran mayoría de la prensa norteamericana favorece al Partido Demócrata y tuvo poco interés en divulgar informaciones que perjudican a un presidente de ese partido, hasta el punto de que dos grandes rotativos, como el Washington Post o el New York Times, no consideraron que las audiencias tenían interés para sus lectores y no informaron al respecto.
Y probablemente andaban acertados: más del 90% de la población de la capital norteamericana, y cerca del 80% de la ciudad de Nueva York, vota por candidatos demócratas y no desea oir cosas que les puedan perjudicar.