- La Estrategia de Seguridad Nacional, (NSS), considera los desafíos geopolíticos y transnacionales más graves del país y cómo planea EEUU enfrentarlos dentro y en el extranjero.
- El documento describe una doctrina que es tanto ideológica como pragmática y nombra a los enemigos geopolíticos como China y Rusia dentro de su visión.
Washington DC — Estados Unidos publicó esta semana su Estrategia de Seguridad Nacional (NSS, por sus siglas en inglés), un documento de 48 páginas que establece lo que el presidente, en este caso Joe Biden, considera los desafíos más graves del país y cómo su administración planea enfrentarlos en el país y en el extranjero.
El último NSS elaborado por encargo del Congreso describe una doctrina de Biden que es tanto ideológica como pragmática: nombra a los enemigos geopolíticos China y Rusia dentro de su visión mundial de «lucha entre autocracias y democracias», mientras tiene la intención de trabajar con naciones de cualquier tipo para abordar la pandemia, el cambio climático, inflación y otras amenazas globales.
La estrategia argumenta que al comienzo de lo que Biden llama esta “década decisiva”, existe una pequeña ventana de oportunidad para enfrentar los desafíos transnacionales compartidos, incluso dentro de las actuales rivalidades entre las grandes potencias, para promover los intereses de EEUU y poner al mundo en el camino hacia un futuro más brillante.
“Estados Unidos liderará con nuestros valores y trabajaremos en conjunto con nuestros aliados y socios y con todos aquellos que comparten nuestros intereses”, dijo Biden en su prólogo. “Mientras el mundo continúa navegando los impactos persistentes de la pandemia y la incertidumbre económica global, no hay una nación mejor posicionada para liderar con fuerza y propósito que los Estados Unidos de América”.
Desafíos estratégicos al final de la era posterior a la Guerra Fría
La administración identifica dos desafíos estratégicos principales. El primero es la competencia entre las principales potencias para dar forma al próximo orden global a medida que el mundo se aleja de una era posterior a la Guerra Fría en la que EE.UU. es la única potencia hegemónica.
El segundo es cómo trabajar con aliados y adversarios por igual para hacer frente a problemas transnacionales, incluidos el cambio climático, la inseguridad alimentaria, las enfermedades transmisibles, el terrorismo, la escasez de energía y la inflación.