El viaje también permitirá al Papa reunirse con la pequeña comunidad católica de Bahréin, de unos 80.000 miembros en un país de unos 1,5 millones de personas.
Ciudad del Vaticano — El papa Francisco llevaba este jueves su mensaje de diálogo con el mundo musulmán al reino de Bahréin, donde el gobierno de liderazgo sunita es sede de una conferencia interreligiosa sobre la coexistencia entre Oriente y Occidente, a pesar de acusaciones de que discrimina a la mayoría chiita del país.
Grupos de derechos humanos y familiares de activistas chiitas condenados a muerte han instado a Francisco a aprovechar su visita para pedir la abolición de la pena capital y el fin de la represión política en Bahréin.
Sin embargo, no estaba claro si Francisco reprenderá de forma pública a sus anfitriones durante su visita de cuatro días, la primera de un papa a la nación insular en el Golfo Pérsico.
Hace tiempo que Francisco defiende el diálogo como instrumento de paz y pide muestras de armonía entre confesiones, especialmente ante la guerra de Rusia en Ucrania y conflictos como el de Yemen.
El Papa pidió oraciones antes de su partida para que el viaje fomente “la causa de la hermandad y la paz, que nuestros tiempos necesitan de forma urgente y extrema”.
Es la segunda visita de Francisco a un país del Golfo Pérsico tras su histórico viaje de 2019 a Abu Dabi, donde firmó un documento que impulsaba la hermandad entre católicos y musulmanes con un destacado clérigo sunita, el jeque Ahmed al-Tayeb.
Al-Tayeb es el gran imán de Al-Azhar, un centro de educación sunita en El Cairo. Francisco visitó después Irak en 2021, donde fue recibido por el gran ayatolá Ali al-Sistani, uno de los clérigos chiitas más destacados del mundo.
Francisco volverá a reunirse esta semana en Bahréin con Al-Tayeb, así como con otras personas destacadas que se espera asistan a la conferencia, similar a la ofrecida el mes pasado por Kazajistán y a la que también asistieron Francisco y Al-Tayeb.
Se espera que asistan miembros del Consejo Musulmán de Ancianos, el patriarca Bartolomé, líder espiritual de los cristianos ortodoxos del mundo, un representante de la Iglesia ortodoxa rusa y rabinos estadounidenses.
El viaje también permitirá al Papa reunirse con la pequeña comunidad católica de Bahréin, de unos 80.000 miembros en un país de unos 1,5 millones de personas.
La mayoría son trabajadores procedentes de Filipinas y la India, aunque los organizadores del viaje esperan que peregrinos de Arabia Saudita y otros países vecinos acudan a la gran misa de Francisco en el estadio nacional el sábado.