El equipo argentino estuvo a punto de firmar una heroica remontada, pero se quedó a un gol de concretarla, ante un Palmeiras que sobrevivió en su casa y que ahora jugará el partido por el campeonato ante Santos o Boca Juniors.
Por Abraham Afcha / RoseMaryNews.com
Sao Paulo – Brasil. River Plate demostró las razones del por que sigue siendo uno de los mejores equipos de Sudamérica (para muchos el mejor) y si bien no concretó el boleto a la final de la Copa Libertadores, se marcha de las semifinales con la cabeza en alto, tras ganar 0-2 a Palmeiras en Sao Paulo y quedar a las puertas de una histórica remontada.
El ‘Verdao’ vivió de la renta que consiguió (con todo merecimiento) en Argentina, en donde ganó 0-3. Pero, la imagen que mostró ayer en su casa dejó mucho que desear de un equipo que jugará la final del certamen el próximo 31 de enero en el Maracaná, ante Santos o Boca.
El finalista se fue celebrando a medias, consientes que ayer fueron completamente superados por un destacado equipo como lo es este que dirige Marcelo Gallardo, entrenador para ponerlo en un pedestal, pues pasan los años y sigue ofreciendo de su equipo una versión admirable, a pesar de las adversidades.
⚽⚽ ¡Los goles de la noche! Robert Rojas y Rafael Borré convirtieron para el triunfo de @RiverPlate ante @Palmeiras, que por el 3-0 de la ida se clasificó a la Gran Final de la CONMEBOL #Libertadores. pic.twitter.com/vLv0tLzj8z
— CONMEBOL Libertadores (@Libertadores) January 13, 2021
Y es que River llegó a Brasil abatido tras una terrible noche en Buenos Aires, pero esto no amilanó al cuadro argentino, que fue siempre superior a su rival, apabullándolo desde el inicio, marcando dos goles en 45 minutos y apretándolo todo el segundo tiempo, cuando hizo méritos de sobra para igualar y superar la eliminatoria, pero se encontró con la falta de contundencia y con un VAR impecable e implacable.
Los goles de Rojas y Santos Borre (mención aparte el partido del colombiano) hicieron que los ‘Millonarios’ se fueran con una ventaja correcta a los vestuarios, además del convencimiento de saberse un escalón por encima de un Palmeiras timorato, que nunca quiso jugar y que prefirió caminar sobre la cornisa a defender el pase a la final con méritos futbolísticos.
Preciso, aunque a muchos no les guste
El segundo tiempo se marcó por la misma tónica, pero entró en juego el VAR, una herramienta que está para hacer justicia y aunque a muchos no les guste porque encuentra detalles muy quisquillosos, está ahí para evitar errores, aún si estos atentan en contra del equipo que jugó mejor.
Cuando mejor jugaban los argentinos, el videoarbitraje se encargó de anular a 54 minutos el tercer gol de River, quien llevó la firma de Gonzalo Montiel. El motivo fue una posición adelantada de Santos Borré, que participó en la jugada previa al centro que definió el lateral. Jugada minima, un detalle, pero un acierto de la tecnología.
A pesar de quedarse con diez jugadores por la expulsión de Rojas, River siguió a lo suyo y volvió a incomodar a los brasileños, faltos de reacción en todo el partido.
Nuevamente, el VAR volvió a aparecer al 74′ cuando revirtió un penalti marcado por el árbitro uruguayo Esteban Ostojich en una supuesta falta sobre Matías Suárez. A primera instancia, parecía una infracción clara y Montiel estaba listo para ejecutar, pero desde el VAR llamaron al principal charrúa para decirle que Suárez fabricó la falta y que la misma no existía; Ostojich fue a revisar y cambió de decisión correctamente.
Cuando terminaba el partido, Rafael Santos Borré se desplomó en el área y el árbitro, a pesar del pedido de los jugadores de River, no hizo caso. Sin embargo, el VAR llamó a Ostojich para que observara la jugada.
El juez uruguayo, al ver lo ocurrido, en lugar de cobrar el penal, anuló la jugada por off side del colombiano. Nuevamente, la decisión tomada fue la correcta.
Fue la última de un partido que llegó hasta el minuto 99, intenso y digno de una semifinal. Terminó celebrando Palmeiras, pero lo hizo a medias. El ‘Verdao’ jugará la final de la Libertadores, mientras que River y Gallardo quedan con las ganas de una tercera libertadores, aunque pueden irse con la frente en alto.