El asesinato del adolescente, identificado sólo por su primer nombre, Nahel, sucedió durante un alto de tráfico el martes, lo que ha desatado tres días seguidos de manifestaciones violentas.
Nanterre, Francia — El gobierno de Francia envió a decenas de miles de policías a las calles el jueves para tratar de controlar los disturbios generalizados que estallaron después de la muerte de un adolescente a manos de la policía, y que obligaron a la población a trasladarse a toda prisa a casa antes de que los servicios de transporte fueran suspendidos por motivos de seguridad.
El policía acusado de activar el gatillo durante el incidente del martes enfrenta un cargo preliminar de homicidio voluntario después de que el fiscal Pascal Prache señaló que su investigación inicial lo llevó a la conclusión de que “no se cumplieron las condiciones para el uso legal del arma”.
A pesar del llamado del gobierno a mantener la calma y sus promesas de restablecer el orden, los inconformes prendieron fuego a vehículos y basura en Nanterre, un suburbio de París, luego de una marcha pacífica la tarde del jueves en honor al adolescente, identificado únicamente con su primer nombre, Nahel, informa la Voz de América.
Después de una reunión matutina para abordar la crisis tras los actos de violencia que dejaron a un gran número de policías heridos y daños en casi 100 edificios públicos, el ministro del Interior, Gerald Darmanin, dijo que el número de agentes en las calles se elevaría de 9.000 a 40.000. Tan sólo en la región de París se duplicaría con creces a 5.000.
“Los profesionales del desorden deben volver a casa”, declaró Darmanin. Añadió que aunque aún no existe la necesidad de declarar un estado de emergencia — una medida que se implementó para apaciguar al país luego de varias semanas de disturbios en 2005 —, “la respuesta del Estado será extremadamente firme”. Indicó que los agentes realizaron más de 180 detenciones antes del jueves y “sin duda” habría más.
Los servicios de autobús y tranvía en el área metropolitana de París quedaron suspendidos antes del atardecer como medida preventiva para salvaguardar a los pasajeros y trabajadores de transporte.
La localidad de Clamart, un suburbio del suroeste de París con alrededor de 54.000 habitantes, declaró que tomaría la medida extraordinaria de implementar un toque de queda nocturno a partir del jueves y hasta el lunes, argumentando “el riesgo de nuevas perturbaciones al orden público”. El alcalde de Neuilly-sur-Marne anunció una medida similar en el poblado al este de la capital.