Por: Zunilda Mercedes Fondeur
Felices Navidades y año nuevo XXXI.
Llegó el final del mes de diciembre, en que cada año conmemoramos el nacimiento de Jesús, el hijo del Padre y creador del universo, enviado a redimirnos, para que imitemos sus justas y nobles acciones.
Como decálogo para liberar nuestras emociones negativas, dejo los siguientes reflexiones:
#1: Pensamientos positivos, visualizar sus deseos y aspiraciones, ver el lado virtuoso en nosotros mismos y en los demás, debe ser un propósito para entendernos mejor, lograr convivencia comprensible y por ende ser felices.
#2: La esperanza nos conforta y sostiene, pero hay que hacer la causa, para lograr el efecto.
#3: Al pasar balance a lo ocurrido los últimos doce meses, percibir que muchas cosas sucedieron a nuestro favor, que nos marcaron positivamente.
#4: Al mirar hacia nuestro alrededor, observar que hemos sido privilegiados de no haber pasado por experiencias y sufrimientos que les ha tocado a muchos conocidos, amigos y familiares.
#5: Agradecer que dentro de todos los cambios sufridos a nuestra rutina hay cosas positivas, como el acercamiento familiar y el obligatorio calor al hogar.
#6: El escenario obligado para el diálogo entre padres e hijos, hermanos, abuelos y familias putativas (de las parejas).
#7: El acercamiento entre parejas con empatía y sentimientos amorosos ó ruptura entre las que penden de intereses alejados del amor y de las ilusiones conjuntas.
#8: La conmiseración con seres humanos, que con nuestros aportes tangibles y/ o espirituales, ven brillar la luz de la esperanza.
#9: El desarrollo de nuestro ingenio, ante las limitaciones que por preservar la salud y evitar la propagación del virus, han impuesto las autoridades pertinentes.
#10: La oportunidad de autovalorarnos y acercarnos a nosotros mismos, al propio tiempo de bajar el nivel de vanidad en lo social y físico, basando nuestros juicios en el sentido común, que muchas veces es el menos común de los sentidos.
Y agrego o sumo el punto que vendría a ocupar el lugar 1A: Un homenaje póstumo a los trabajadores de la salud y otros esenciales que se expusieron para salvar vidas en general y una amonestación para quienes pudiendo evitar la propagación de enfermedades endémicas con sus directrices, no hayan atendido y tomado las medidas de prevención a tiempo, para que nuestros países estén perdiendo tantas vidas valiosas, causando tanto dolor y frustración.
Por otra parte me uno a todos los que como yo, han perdido a sus progenitores, otros familiares, colegas, amigos y allegados, para juntos depositar una oración colectiva en el infinito por quienes ya trascendieron a otras dimensiones, agradeciendo todo lo que nos otorgaron en vida, especialmente por su amor y orientación…
Lo propio para quienes están padeciendo los estragos y secuelas que dejan las enfermedades, especialmente la terrible pandemia del coronavirus, que ha dado un violento giro a nuestras tradiciones, limitando la costumbres de compartir entre familiares y amistades.
Es preciso tomar en serio las advertencias médicas y por este año reunirnos en pequeños grupos, observando el distanciamiento físico de seis pies, etcétera.
«La esperanza nos conforta y sostiene, pero hay que hacer la causa, para lograr el efecto». ZF
Felices Navidades y año nuevo. Que el 2021 llene nuestras expectativas en todos los sentidos.
Bendiciones.