El sacerdote Alberto Reyes Pías, de la arquidiócesis de Camagüey, animó a pensar “en un escenario imaginario, ficticio, de un pueblo que, desde que fue sometido por un grupo dictatorial, nunca ha sido convocado a una manifestación para reclamar sus derechos.”
Miami, Florida–Ante las próximas manifestaciones pacíficas convocadas para el 15 de noviembre en Cuba, el P. Alberto Reyes Pías, sacerdote de la Arquidiócesis de Camagüey, aseguró que “si una sociedad quiere hacer un cambio, tiene que movilizarse”.
En un artículo publicado en su perfil de Facebook, el sacerdote cubano, duro crítico del régimen dictatorial comunista instaurado hace más de seis décadas en el país, dijo que “las dictaduras saben que una sociedad que se plantea un cambio es peligrosa”.
“Por eso hacen todo lo posible para mantener a la población fragmentada, enfrentada entre sí y enfocada en asuntos triviales, además de hacerle más difícil la supervivencia, que eso siempre ayuda a que la gente se distraiga”, expresó.
Plataformas cívicas cubanas han convocado para el 15 de noviembre a una nueva manifestación pacífica, que busca repetir las multitudinarias protestas pacíficas que el 11 de julio se realizaron en todo el país, exigiendo el fin de la dictadura comunista instaurada por el fallecido Fidel Castro hace 62 años.
Las históricas manifestaciones pacíficas fueron reprimidas violentamente por el régimen que actualmente encabeza Miguel Díaz-Canel. Díaz-Canel ordenó que los manifestantes pacíficos fueran reprimidos a golpes, y muchos terminaron heridos y encarcelados.
El P. Alberto Reyes Pías reflexionó en su artículo sobre las palabras “dictadura” y “libertad”.
“Como estoy en fase filosófica, me he preguntado cómo es posible que los pueblos que padecen dictaduras sigan sometidos, incapaces de hacer valer sus derechos y de cambiar el rumbo hacia la libertad”, dijo.
“Otros que han entrado en modo filosófico antes que yo, han hablado de la ‘dependencia del camino’. Según este criterio, las decisiones que tenemos que tomar están condicionadas por las decisiones que hemos tomado en el pasado, o por los eventos que hemos vivido, incluso cuando las circunstancias del pasado hayan cambiado y no sean ya, de hecho, relevantes”, continuó.
El P. Reyes Pías animó a pensar “en un escenario imaginario, ficticio, de un pueblo que, desde que fue sometido por un grupo dictatorial, nunca ha sido convocado a una manifestación para reclamar sus derechos. ¿Es normal que ese pueblo sienta miedo a hacer algo que nunca ha hecho? Yo no diría que es normal sino que es lo normal, lo esperable, lo lógico”.
“Es más, imaginemos que ese pueblo ya había empezado a manifestarse aquí o allá y había sido atacado, reprimido, y sistemáticamente castigado. ¿Qué va a tener en la mente ese pueblo cuando lo convoquen a salir a las calles? Pues las imágenes de lo que ya pasó”, señaló.
“Por eso el nombre de un huracán que ha sido devastador ya no vuelve a ser puesto nunca más a otro huracán. La mente no puede renunciar a ese vicio que tiene de imaginarse siempre el peor escenario”, indicó.
Sin embargo, subrayó el sacerdote, “la historia no es destino, dicen también los filósofos anteriores a mí”. “La historia es el resultado de nuestras acciones, y la ‘dependencia del camino’ no impide que las sociedades cambien su actitud y hagan una transición de un camino a otro”.
“Eso sí, si una sociedad quiere hacer un cambio, tiene que movilizarse. Nadie se ha emborrachado nunca leyendo sobre el vino, y una sociedad no cambia por mucho que hablemos del tema en las sobremesas”, señaló.
El sacerdote cubano destacó que “la buena noticia es que sí es posible que las sociedades se organicen, y logren pasar de la dictadura a la libertad”.
Esto, advirtió, “no garantiza que luego se tomen las mejores decisiones o que no haya equivocaciones o errores, pero sí nos asegura que nadie decidirá por nosotros”. “Y que las personas aprenderán poco a poco a hacer un camino juntos en la dirección que han decidido como pueblo”, remarcó.
“Y en ese camino diferente, siempre será más fácil enseñar a las nuevas generaciones lo que para otros fue un lento descubrimiento: que la libertad emana de nosotros”, concluyó.