El Partido del Centro volvió a existir en la República Federal, pero ya no era el partido de la Iglesia Católica. Consecuentemente, solo tuvo una presencia mínima en los dos primeros Parlamentos federales, desde 1957 ya no hubo diputados del partido.
Madrid, Valentí Popescu
Por la puerta de atrás, desde la extrema derecha y a la chita callando, el pasado ha regresado al Parlamento alemán: el Partido del Centro (Zentrumpartei Deutschlands) vuelve a tener allí un diputado. Uno solo.
El Partido del Centro es la entidad política más antigua de Alemania (fundado en 1870, cinco años antes que el Partido Socialdemócrata (SPD)) y el gran protagonista de la democracia de la República de Weimar, ya que participó en todos los Gobiernos. Se auto disolvió en 1933 tras haber votado, con la mayoría, los poderes extraordinarios para Hitler, dando así paso al III Reich; fue refundado tras la II Guerra Mundial.
En realidad, al igual que su gran rival – el SPD –, el Partido del Centro fue un adalid de la democracia porque nació como partido de la oposición. En la Alemania imperial del siglo XIX, dominada por el protestantismo y la aristocracia, la Iglesia Católica creó un partido confesional que defendiese los intereses y las convicciones católicas. Lo del centrismo no era su preferencia política; tomó este nombre simplemente ¡porque en el hemiciclo parlamentario ocupaba los asientos del centro!
Y si el partido nació gracias a la Iglesia Católica, también decayó porque esa le abandonó tras la II Guerra Mundial. El catolicismo alemán hizo su “aggiornamento” político y renunció a la opción confesional, apoyando en cambio un partido de fuerte raigambre cristiana, amplio espectro social y claro apoyo a una economía social de mercado: la CDU y su aliado bávaro, la CSU. Hay que señalar que los socialdemócratas también se modernizaron políticamente, renunciando al marxismo. Pero lo hicieron mucho más tarde: en 1959, con el programa de Bad Godesberg.
El Partido del Centro volvió a existir en la República Federal, pero ya no era el partido de la Iglesia Católica. Consecuentemente, solo tuvo una presencia mínima en los dos primeros Parlamentos federales, desde 1957 ya no hubo diputados del partido.
Ahora vuelve a tener uno. Pero no es un diputado elegido por el pueblo, sino un disidente del partido ultra conservador AfD (Alternative für Deutschland), Uwe Witt que ahora se reconoce miembro del Partido del Centro. Nuevamente en el Bundestag, pero de rebote y desde la extrema derecha, el Partido del Centro no puede aspirar a protagonismo alguno. Pero su regreso no deja de tener un gran impacto nostálgico.
Aunque no fuera más que repetir lo de “Sic transit gloria mundi…”