- El cura Alberto Reyes Rías, de la Arquidiócesis de Camagüey, indicó que mientras la izquierda se ufana “en seguir diciendo a un muerto: vamos, que tú puedes, mi pueblo sufre, mi pueblo padece”, tras señalar que la izquierda debe aceptar el fracaso del modelo político en la isla.
- Subraya que en Cuba “Padecemos el miedo a expresarnos libremente, y la vulnerabilidad ante un sistema judicial que condena y no admite defensa. Padecemos la incertidumbre de un modelo social donde no tenemos prácticamente ningún control sobre nuestro presente ni sobre nuestro futuro”.
Miami, Florida–El P. Alberto Reyes Pías, sacerdote de la Arquidiócesis de Camagüey (Cuba), se dirigió a quienes tienen preferencias políticas de izquierda para pedirles, con humildad, que reconozcan el fracaso del modelo socialista que se impuso en la isla hace 62 años.
“Yo entiendo que les hubiese gustado que Cuba fuera el modelo de un socialismo exitoso y funcional, pero mentiría si les digo que es así. Sé que es duro ver los sueños romperse, y sé cuán difícil puede ser superar el deseo obstinado de querer que lo que no es, sea”, escribió el P. Reyes el lunes 4 de octubre, en una columna compartida en redes sociales.
“El modelo cubano ha sido un fracaso, y humildemente quiero pedir a la Izquierda que termine de aceptarlo, porque mientras ustedes se niegan a asumirlo y se ufanan en seguir diciendo a un muerto: ‘vamos, que tú puedes’, mi pueblo sufre, mi pueblo padece”, continuó el presbítero, citado por ACIPrensa.
El pasado 11 de julio surgieron espontáneamente protestas en toda Cuba en contra del régimen comunista del presidente Miguel Díaz-Canel, sucesor de los dictadores Fidel y Raúl Castro. El gobierno respondió con violencia y con detenciones arbitrarias.
El P. Reyes escribió que si bien la isla “ha sido para la Izquierda, tanto la Europea como la Latinoamericana, el sueño y el ideal de lo que nunca ha existido: un socialismo exitoso, un país marxista-leninista alegre y próspero, donde el pueblo se siente a gusto y protegido, donde no hay injusticias ni miserias, donde el humilde se siente respaldado y seguro, orgulloso de sus dirigentes y confiado en el futuro feliz y luminoso de sus hijos”.
“Eso es lo que desde una bien elaborada propaganda les pidieron ver, y eso es lo que ustedes se empeñan en ver”, subrayó.
No obstante, el sacerdote aseguró que, lo que vive su pueblo en realidad, es “una vida similar a la de las naciones en guerra, donde todo se vuelve una odisea desgastante: la comida, las medicinas, el transporte, el estudio, las condiciones de trabajo”.
“Padecemos el miedo a expresarnos libremente, y la vulnerabilidad ante un sistema judicial que condena y no admite defensa. Padecemos la incertidumbre de un modelo social donde no tenemos prácticamente ningún control sobre nuestro presente ni sobre nuestro futuro”.
“Padecemos la muerte de nuestros sueños, el síndrome de la huida y el mar infinito como nuestra única esperanza”, agregó.
El P. Reyes confesó que a él le hubiera gustado “decir lo contrario”, pero que “sería una burla de mi parte invitarlos a vivir un espejismo, hermoso y esperanzador, como todos los espejismos, pero falso y vacío”.
“Y del mismo modo en que me niego a burlarme de ustedes, les pido lo mismo para mi pueblo. Por favor, dejen de burlarse de mi pueblo, dejen de defender maquinalmente una realidad maravillosa que no existe. Respétense y asuman que Cuba no es lo que ustedes hubiesen querido que fuera, y que 62 años es tiempo más que suficiente para demostrar que nunca lo será”, sentenció.
Dirigiéndose a los lectores, les dijo que si “creen que el marxismo-leninismo es la solución a los problemas de este mundo, tienen todo el derecho a buscar allí las soluciones, y yo los respetaré, pero no aplaudan el fracaso del socialismo en mi tierra con discursos de fingido orgullo”.
“Y si no quieren decir por lo claro que hemos fracasado, al menos guarden silencio, aprendan a callar, que también puede ser una opción digna”, añadió.
Finalmente, dijo que los ciudadanos cubano “seguiremos intentando construir una Cuba donde se pueda vivir en la verdad y la libertad, recordando, de tanto en tanto, a Oscar Wilde cuando decía: ‘Todos estamos en el fango, pero algunos miramos las estrellas’”.