Por más que queramos presentarnos como un país desarrollado y que tiene todo bajo control, en diferentes cumbres a nivel mundial, internamente nos queda trabajo por hacer.
Por Stephanie Martínez*
Desde que comenzamos el año 2022 y las restricciones del Covid-19 desaparecieron de las calles, lo cual parece haber generado un tipo de efecto dominó, donde las calles sin tapones quedaron en el olvido, hoy suenan como un sueño, una utopía o un cuento de hadas, recordar que algún día salir a las 10 de la mañana significaba no encontrar tapones, pero ya eso quedó en la historia.
Las incomodidades viales, el calor y la falta de mascarillas no son el problema que parece preocupar a todo el pueblo dominicano, ni siquiera al coronavirus le tienen tanto miedo. Hay un virus que es más letal que cualquier otro, impregnado en nuestra sociedad, como parte de nuestra cultura, como parte de nuestro diario vivir. Pensar que hubo un tiempo donde nuestras calles eran seguras es algo que cualquiera de nosotros no creería que alguna vez fue realidad.
La delincuencia sangra por todo el país. Noticia tras noticia, aparecen y llenan nuestras pantallas digitales, nuestros periódicos impresos, nuestros televisores y la radio. Se siente como que no hay escapatoria para todo los síntomas que sufre el país de la tan letal enfermedad causada por el virus de la delincuencia.
Somos uno de los principales países latinoamericanos posicionados como uno de los más turísticos, donde en menos de 5 meses ya hemos tenido 3 millones de visitantes, según los datos publicados por el Ministerio de Turismo. Con estas cifras, cualquiera pensaría que esta es la isla del paraíso, pero hasta a los turistas les dan sus cursos de cuidado para así evitar sufrir atracos o algo peor.
No importó la cantidad de policías y militares que estuvieron en las calles del país desde el viernes 3 de junio del presente año, cuando el presidente de la República Dominicana realizó un llamado a los operativos mixtos con el objetivo de resguardar la seguridad ciudadana. Pero, fue el día en el que más se reportaron incidentes graves en todo el territorio, balaceras, muertes, robos y accidentes que hicieron que todo el país comprendiera que ni con la policía ni los militares en las calles estábamos seguros.
La Policía Nacional, con su imagen ya manchada por todos los escándalos que la arropan, ahora con su falta de organización solo ha logrado una mayor desconfianza del pueblo hacia la capacidad que podrán tener ellos de mantener la tranquilidad y la paz de nuestras calles.
Los jóvenes de nuestro país que solo buscan un mejor futuro, los niños que solo quieren poder aprender y jugar sin miedo a que algo les pueda pasar. Las familias que trabajan honradamente para poder subsistir en un país donde todo sube y el sueldo ni se inmuta, donde jóvenes universitarios lo que buscan es un título para ser personas de bien, para poder tener un trabajo y poder vivir en una situación que el país ya no aguanta.
Estas son las personas que merecen vivir en un país seguro, estas son las personas que merecen que se escuchen sus preocupaciones, estas son las personas que merecen que su país no esté herido y que deje de sangrar tanta delincuencia en la que ya un ministro bueno y honrado no puede estar tranquilo en su despacho.
* Breve sobre Stephanie Martínez:
Estudiante de termino de la carrera de Comunicación Social de la prestigiosa Universidad Católica de Santo Domingo, UCSD. Apasionada con la profesión que escogió para contribuir con el desarrollo del país que le vió nacer.
Forma parte del selecto grupo de pasantes de este medio, mediante un acto Bona Fide entre RoseMaryNews.com y la alta casa de estudios universitarios, gracias al respaldo de UCSD, su Decana y Coordinadores en la Carrera, para fomentar el crecimiento y desarrollo de sus estudiantes en los campos profesionales que han escogido.
