Que viva el ideario Duartiano en el 179 aniversario de la Independencia Dominicana.
Juan Pablo Duarte y Díez, Francisco Del Rosario Sánchez y Del Rosario y Matías Ramón Mella Del Castillo, fueron los jóvenes líderes de un grupo de pubertos como ellos; gallardos patriotas que acabaron con la dictadura invasora. Gracias!
¡Que viva la República Dominicana! con la bandera calificada como la más hermosa del mundo, porque es la única que lleva la Bíblia en su centro con la inscripción que reza: DIOS, PATRIA Y LIBERTAD!
En donde quiera que se encuentren los coterráneos reciban nuestro abrazo fraterno.
También bendecimos a las decenas de dominicanos por adopción, quienes juraron por nuestra bandera y solemne himno, entre los que se encuentran reconocidos artistas como: Danny Rivera, Julio Iglesias, Lucecita Benítez, Ricardo Montaner y otros.
Sin dudas esas figuras y otras forman parte del los atractivos para generar la confianza del turismo, por cuyo concepto el país recibió sobre $8,400.00 millones de dólares, conforme lo informara en su discurso de rendición de cuentas del honorable presidente constitucional Luis Rodolfo Abinader.
Es imposible y sería ingrato festejar nuestra independencia sin reverenciar al egregio General Gregorio Luperón, el insigne puertoplateño quien recobró, restauró y refundó la independencia, tras 18 años de haber sido perdida por la anexión a España que vergonzosamente firmó Pedro Santana, por lo que hacemos provecho de la fecha patria para solicitar el nombre de Gregorio Luperón sea incluido entre los de Duarte, Sánchez y Mella como genuino padre de la patria.
Que viva nuestra República Dominicana, «Cuna la Civilización» nombrada por la UNESCO, por ser el país desde partieron todas las expediciones de españoles en el continente Americano.
Que vivan los dignos y comprometidos tres millones dominicanos radicados en distintas naciones del globo terráqueo, la mayoría en Los Estados Unidos, quienes con su trabajo honesto y superación intelectual nos dignifican y aportan al sostenimiento económico de nuestro país, enclavado en «El mismo trayecto del sol» como escribiera el poeta nacional Pedro Mir.