El director de cine mexicano Manolo Caro acaba de estrenar el filme “Fiesta en la madriguera” que habla del mundo del narcotráfico desde la perspectiva de un niño. En ese sentido, asegura que “es momento de dejar de glorificar todos esos proyectos donde te hablan como si ser narco es una meta”.
Miami, EEUU — El nombre de Manolo Caro se ha convertido en una referencia en el mundo del cine y la televisión latinoamericana con varios éxitos logrados a lo largo de los años.
Los éxitos cosechados con “La Casa de las Flores” (2018), protagonizado por Verónica Castro y Cecilia Suárez, o “Alguien tiene que morir” (2020), también con Cecilia Suárez, Ernesto Alterio y Ester Expósito, han abierto la puerta a una nueva forma de producir tragicomedias que traspasan fronteras sin importar el idioma o el acento.
Acaba de estrenar la película “Fiesta en la madriguera” (2024), basada en la novela homónima de Juan Pablo Villalobos y protagonizado por Manuel García Rulfo, Debbie Mazar, Daniel Giménez Cacho, Teresa Ruiz y Raúl Briones.
“Es la adaptación de una novela y tuve la fortuna de trabajarla junto a Nicolás Giacobone, que es el escritor de ‘Bardo’ o ‘Birdman’, que ganó un Oscar, entre otras. Pero lo más importante es que me sentí tan satisfecho haciéndola”, explicaba el cineasta en declaraciones a la Voz de América.
“Es un tema muy personal”
Confiesa que esa satisfacción vino al darse cuenta de que la película tocaría “un tema tan personal” como “es la relación de un padre y un hijo”, algo en lo que él se vio reflejado.
“De ese momento en la vida en el que te das cuenta de que tu padre no es Superman, no es ese ser que idealizaste y que es un ser humano que se equivoca y que duele cuando te das cuenta de que tu padre o tu madre no es eso. Incluso es una película hasta medio autobiográfica”, subraya.
Asegura que, después de la buena acogida que han tenido varios de sus proyectos en plataformas como Netflix, sigue pensando en que lo mejor no es hacer películas y series pensadas para un público global, sino pensar “más en un núcleo muy personal, en algo que tenga que ver conmigo, para que después encuentre un público masivo”.
“Fiesta en la madriguera” se centra en la vida de «Tochtli» (Miguel Valverde), un niño que creció en una familia involucrada en el narcotráfico. Ha vivido siempre aislado en su hogar, y su única conexión con el mundo exterior se da a través de su maestro (Raúl Briones), la empleada doméstica (Mercedes Hernández) y los colaboradores de su padre, incluyendo a «Yolcaut» (Manuel García-Rulfo).
“Lo mejor es pensar en hacer proyectos que tengan que ver conmigo, lo otro viene después”.
“Por ejemplo, el caso de ‘La Casa de las Flores’ era una serie que hablaba de una familia en un barrio muy pequeño de la Ciudad de México y con un universo muy particular. De repente, eso se magnificó. Ahora en ‘Fiesta en la madriguera’ habla mucho del narcotráfico que ha golpeado tanto a mi país y no se había tocado desde los ojos y desde el punto de vista de un niño”, dice recordando que “hay muchos niños huérfanos del narco”.
“Te hablan como si ser narco es una meta”
En ese sentido, asegura que “es momento de dejar de glorificar todos esos proyectos donde te hablan como si ser narco es una meta”.
“Le quise entrar a este universo para hacerlo desde otro lugar. Siempre había dicho que nunca iba a hacer un proyecto del narco por el daño que ha causado a mi país, pero cuando leí este cuento de Juan Pablo Villalobos me pareció estremecedor y doloroso”, agregaba al respecto durante el marco de los Premios Platino.
Sobre eso, el director de cine mexicano celebra que el autor no hace apología del delito y hace una descripción de la situación a través de los ojos de un menor.
El respeto a las víctimas
Sostiene que una de las claves a la hora de hacer este proyecto es hacerlo con mucho respeto a las víctimas, algo que, en su opinión, otras producciones ambientadas en el mundo del narcotráfico no se centran precisamente en eso.
“Es una situación en donde pierde todo el mundo y donde pareciera que ahora nos han hecho creer que ellos la pasan increíble, que tienen muchísimas joyas, lujos, que los hijos tienen animales, viajes, diversión. Pero ¿quién habla de que esos niños probablemente se van a quedar huérfanos?”, se preguntaba.
Dice que “probablemente están creciendo en un marco de violencia y de dolor, y eso se respira día a día” y lo compara con que “realmente están en unas pequeñas cárceles, a pesar de los lujos”.
“En ‘Fiesta en la madriguera’ ves que el niño tiene animales y opulencia, pero realmente está solo, está en una prisión. Lo bonito sería que ese niño pudiera abrir esa reja y correr libremente. Que no tuviera miedo de que lo mataran o que se vengaran de su padre con su vida”, dice insistiendo de que para él “era importante hablar del proyecto desde ese lugar”.