Los expertos estiman que si la OPEP no aumenta su producción, la mayor oferta podría darse a través del fracking en Estados Unidos. (Foto: Fuente externa).

En Latinoamérica los países productores celebran, pero los que importan combustibles se ven castigados con mayores aumentos en el precio de la gasolina. Esta situación podría hacer mella en sus recursos para hacer frente a la pandemia.

Washington, D.C. — La falta de acuerdo entre los países exportadores para aumentar la oferta y la reducción de los inventarios de crudo y gasolina en Estados Unidos, llevaron a que el precio del barril de petróleo terminara la semana en 74 dólares de promedio, un nivel que no se veía desde 2018. Esta situación podría obligar a los países más afectados a desviar recursos inicialmente destinados a luchar contra el COVID-19.

En Latinoamérica los países productores celebran la tendencia alcista, pero los que importan combustibles se ven castigados con mayores aumentos en el precio de la gasolina, que están asumiendo en última instancia los consumidores.

El mundo se está reactivando y demandando más petróleo, pero la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) no logró en su reunión más reciente un acuerdo para aumentar la oferta de crudo, informa la Voz de América.

El impacto mayor lo sufrirán los países importadores de gasolina. “Porque recursos que tenían -o no- suficientes para atender la pandemia, van a tener que ser utilizados también para pagar esa diferencia de incremento en los precios del petróleo que se ve reflejada en los productos al final de la cadena de distribución”, asegura Antonio de la Cruz, exgerente de Planificación de PDVSA.

En junio y lo que va de julio, el petróleo se ha mantenido por encima de los 70 dólares el barril llegando a niveles que no se veían desde 2018.

En la etapa inicial de la pandemia, en abril de 2020, el petróleo se cotizó de promedio a 15 dólares por barril. Los países productores acordaron recortar la producción y eso ha provocado un aumento progresivo del precio. En junio y lo que va de julio, el petróleo se ha mantenido por encima de los 70 dólares el barril llegando a niveles que no se veían desde 2018.

Los países no productores de la región sienten el castigo de altos precios del crudo, pero otros como México, Argentina, Brasil y Colombia tendrán ingresos adicionales con los que no contaban, según lo explica Juan Carlos Echeverry, expresidente de Ecopetrol.

“Yo creo que es un efecto que viene como un bálsamo para los productores. Definitivamente les llega en un momento en que necesitamos dinero en el bolsillo y dinero en las arcas del gobierno y exportaciones para ayudar a la balanza de pagos, entonces, es muy positivo para los países productores”, dice.

Si la OPEP no aumenta su producción, la mayor oferta podría darse a través del fracking en Estados Unidos. “Un precio cercano a 80 dólares, es muy atractivo para reactivar la industria de fracking en Oklahoma, en Texas, en Nuevo México, que era la industria que había generado la compensación en el aumento de la oferta”, asegura Echeverry.

El temor de algunos gobiernos es que si los precios altos se prolongan por mucho tiempo, los países podrían experimentar mayores niveles de inflación.