Xenia Oliva, reportera de investigación de Gato Encerrado, a quien le piratearon el teléfono siete veces, incluida la extracción de datos, revisa su teléfono en la oficina de su medio de prensa en San Salvador, El Salvador, el 11 de enero de 2022. (Foto: Cortesía de la Voz de América).
  • Diversas investigaciones apuntan al gobierno y directamente al presidente salvadoreño, Nayib Bukele, como puntas de lanza en los ataques a la prensa.
  • Sitios web de noticias respetados como El Faro y Revista Factum, que se especializan en informar sobre corrupción, se encuentran entre los que son blanco de acusaciones que van desde lavado de dinero hasta informes falsos.

Madrid, España — Al presidente salvadoreño, Nayib Bukele, le importan poco los periodistas o la prensa libre, aseguran sus críticos. Rara vez da sesiones informativas y prefiere comunicarse a través de Twitter.

Pero si bien no le importa que lo cuestionen demasiado sobre sus políticas, los analistas señalan que Bukele critica a los medios que informan críticamente sobre él y su gobierno.

Sitios web de noticias respetados como El Faro y Revista Factum, que se especializan en informar sobre corrupción, se encuentran entre los que son blanco de acusaciones que van desde lavado de dinero hasta informes falsos. , informa la Voz de América.

Durante su tiempo en el cargo, se alega que la Administración Bukele creó lo que un artículo de investigación de la agencia de noticias Reuters describió como un “gigante” de las comunicaciones integrado por “trolls de internet pagados” que atacan a los medios y a las voces de la oposición.

Treinta y cinco reporteros salvadoreños y activistas de derechos civiles ​han sido atacados por el software Pegasus, según el Citizen Lab de la Universidad de Toronto, que investiga la vigilancia digital a la sociedad civil.

Desarrollado por la empresa israelí NSO, el software Pegasus se comercializa a agencias gubernamentales y se puede utilizar para extraer datos de teléfonos móviles o activar cámaras y micrófonos.

La embajada de El Salvador en Madrid no respondió a un correo electrónico con solicitud de comentarios de la Voz de América.

Las autoridades salvadoreñas han negado anteriormente haber usado Pegasus para piratear teléfonos. Sin embargo, los funcionarios no respondieron a las solicitudes de comentarios de Reuters sobre su investigación de noviembre de 2022 sobre las fábricas de trolls del gobierno.

Los analistas han advertido que la relación hostil entre la prensa y el presidente podría representar una amenaza para los medios independientes, especialmente durante las elecciones.

Bukele, quien fue elegido presidente en 2019, anunció el año pasado planes para postularse para la reelección en 2024.

El anuncio se produjo después de que el tribunal supremo del país revocara la prohibición de que los líderes buscaran dos mandatos consecutivos.

Junto con la vigilancia y las agresiones verbales por la cobertura crítica, las amenazas de muerte o de violencia sexual son un peligro demasiado común para los periodistas independientes en El Salvador.

Los reporteros en esta pequeña nación centroamericana dicen que el Estado se suma a esta atmósfera de amenaza en lugar de ofrecer alguna protección.

“Estas amenazas coinciden con la narrativa del gobierno. En lugar de protegerte, el gobierno alienta estas amenazas”, dice José Luis Sanz, corresponsal de El Faro en Washington.

Sanz le dijo a la VOA que cree que los departamentos estatales, incluida la oficina de impuestos, fueron utilizados para construir acusaciones falsas de lavado de dinero y para intimidar a los anunciantes de su medio de prensa. En 2020, Bukele alegó en rueda de prensa que El Faro estaba vinculado al lavado de dinero, Sanz respondió que es una falsedad.

“La libertad de prensa existe pero está amenazada. Hemos recibido amenazas de diferentes gobiernos a lo largo de los años”, dijo Sanz. Pero “el nivel de estigmatización, criminalización y ataques hacia los periodistas independientes por parte del gobierno actual —y la inversión puesta en el hostigamiento y espionaje hacia los periodistas— ha ido mucho más allá”.