Mosquera Riascos es representante legal de Comunidades Construyendo Paz en Colombia (CONPAZCOL), una red en la que participan 140 organizaciones de víctimas en 14 departamentos del país. (Foto: Cortesía de la Voz de América).

El Instituto de la Paz de Estados Unidos nominó a la defensora de derechos humanos colombiana, María Eugenia Mosquera, para el Premio Mujeres Construyendo Paz por sus tres décadas de trabajo con comunidades víctimas del conflicto armado.

Washington, DC., EEUU — María Eugenia Mosquera Riascos es defensora de los derechos humanos en Colombia no por trabajo, sino por opción de vida.

Así describe la activista su labor con comunidades indígenas, campesinas y afrocolombianas en diferentes territorios del orden nacional que comenzó cuando apenas tenía 15 años y de las que asegura continúa aprendiendo día a día.

Mosquera Riascos es representante legal de Comunidades Construyendo Paz en Colombia (CONPAZCOL), una red en la que participan 140 organizaciones de víctimas en 14 departamentos del país.

“No nos hemos quedado como las víctimas que somos, sino que hemos sacado propuestas de resistencia en el marco de lo que hemos vivido”, dijo Mosquera Riascos a Voz de América.

Después de más de 30 años trabajando con víctimas del conflicto armado en Colombia, Mosquera Riascos no olvida el hecho que la encaminó en la lucha social: el asesinato en 1991 de su tío, un líder social del Cauca, a manos de la policía.

“Siempre tuvo una opción por el pueblo, ayudó a construir un barrio en Popayán pensando en la gente sin techo y ese legado nos lo dejó. Cuando asesinan a mi tío fue un golpe muy duro en mi vida. Tuve muchísimo odio por la policía. Mi tío era el centro de la familia y nos motivaba a hacer muchas cosas bonitas, a esforzarnos pensando en el colectivo, no en lo individual. Entonces, cuando lo asesinan, me prometo seguir haciendo el trabajo que hacía mi tío con las comunidades”, narró a VOA.

A través de CONPAZCOL, desarrollan propuestas para resistir casos de desaparición forzada, asesinatos, amenazas y ejecuciones extrajudiciales, y participan de espacios de interlocución para asegurar condiciones dignas a las víctimas.

Uno de estos espacios fue la mesa de negociación en La Habana entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que se extendió desde el 2012 hasta el 2016, cuando finalmente se firmó el acuerdo de paz.