El estudio encontró que la forma de las ciudades tenía más impacto en la congestión general que el tráfico solo durante las horas pico.

Los urbanistas predicen que a medida que más personas se trasladen a las zonas urbanas, los atascos empeorarán, debido al uso inadecuado de los suelos. Proponen nuevo modelo de desarrollo urbano que aliviaría la congestión vehicular en las ciudades.

San Antonio, Estados Unidos–Usando medidas más precisas para describir la forma de las ciudades y considerando otros factores socioeconómicos, el modelo, que se aplicó a casi 100 ciudades estadounidenses, podría conducir a una mejor comprensión del vínculo entre la congestión y el uso del suelo.

«Como anécdota, a menudo escuchamos que ciudades más extensas como San Antonio sufren de una peor congestión del tráfico, pero queríamos probar esta relación analizando una gran cantidad de ciudades con diversas formas urbanas».

Anteriormente, se usaban métricas indirectas, cómo la densidad de población, la ubicación del trabajo y el número total de hogares dentro de un área definida, para estimar la congestión del tráfico. Trabajando junto con Mingshu Wang, profesor asociado de la Universidad de Glasgow, se diseñó un nuevo enfoque basado en la configuración del uso del suelo dentro de las ciudades.

El modelo también utilizó nuevas variables, incluido el nivel de intensidad del uso del suelo urbano y el tipo de congestión, y variables de control, como la edad media, la población total y la presencia de viajeros en automóvil para determinar su impacto en la congestión.

Los investigadores utilizaron datos de congestión de la base de datos Urban Mobility Scorecard (UMS). Esta fuente combina datos de velocidad, volumen e información de carreteras en tiempo real de la Administración Federal de Carreteras.

En particular, la congestión se definió de acuerdo con el exceso de combustible anual consumido durante las horas pico y el tráfico fluido, las horas anuales de retraso durante las horas pico y las horas no pico, y un índice de viaje en el tiempo basado en la relación entre el tiempo de viaje durante las horas pico dividido por el tiempo del mismo viaje en condiciones de flujo libre.

Esta definición más precisa de congestión ayudó a Wang y Debbage a responder tres preguntas específicas: ¿Qué tipo de ciudad, ya sea con un centro urbano dominante o con múltiples centros, crea más congestión? ¿Qué tipos de uso del suelo urbano, como el de alta o baja intensidad, están asociados con la congestión? ¿Cuáles son las relaciones entre la forma de una ciudad y la congestión y cómo varían esos vínculos según el tipo específico de congestión analizado?

El modelo UTSA-Glasgow indicó que las ciudades con más uso de suelo urbano se asociaron con niveles más altos de congestión. Los hallazgos de los investigadores respaldan la creencia arraigada de que la congestión del tráfico está vinculada a la urbanización, pero también destacaron que el uso de suelo urbano de alta intensidad desempeñó un papel más notable.

Los investigadores también encontraron que la forma de las ciudades afectaba la congestión. Las ciudades que tenían un núcleo urbano dominante generalmente se asociaron con niveles más bajos de congestión, mientras que las ciudades más policéntricas, aquellas con múltiples centros urbanos, sufrieron más tráfico. El estudio encontró que la forma de las ciudades tenía más impacto en la congestión general que el tráfico solo durante las horas pico.

«Al analizar diferentes intensidades de uso de la tierra, pudimos identificar con mayor precisión qué aspectos de la forma de la ciudad influyen en la congestión, lo que con suerte puede informar respuestas de políticas de uso de la tierra más personalizadas».