En el encuentro del martes la atención está puesta en la presencia del presidente brasileño Luiz Inácio “Lula” Da Silva, quien tras regresar en enero al poder por tercera vez decidió reincorporar a su país al foro del cual lo había alejado su antecesor, el derechista Jair Bolsonaro. (Foto: Cortesía de la Voz de América).

La cita se produce además en momentos convulsos en Sudamérica, a raíz del sofocado alzamiento de manifestantes derechistas en Brasil y las protestas de disidentes políticos en Perú y Bolivia.

Buenos Aires, Argentina — La VII cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que se celebra el martes en Buenos Aires está marcada por la reincorporación de Brasil a este foro político que no escapa a las divisiones ideológicas que atraviesan a la región.

La cita se produce además en momentos convulsos en Sudamérica, a raíz del sofocado alzamiento de manifestantes derechistas en Brasil y las protestas de disidentes políticos en Perú y Bolivia.

La Celac, integrada por 33 países, es un foro de concertación política que nació en 2011 por la iniciativa del entonces presidente de Venezuela Hugo Chávez para diferenciarse de la Organización de Estados Americanos, cuestionada por ese y otros dirigentes izquierdistas por su “alineamiento” con Estados Unidos.

En el encuentro del martes la atención está puesta en la presencia del presidente brasileño Luiz Inácio “Lula” Da Silva, quien tras regresar en enero al poder por tercera vez decidió reincorporar a su país al foro del cual lo había alejado su antecesor, el derechista Jair Bolsonaro, informa la Voz de América.

El dirigente brasileño de izquierda llegó a Buenos Aires el lunes, un día antes del encuentro, con mensajes de crítica dirigidos a la derecha latinoamericana, luego de las violentas manifestaciones de seguidores de Bolsonaro en las sedes de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial de Brasil.

Bolsonaro había sacado tres años atrás a su país de la Celac al considerar que se había convertido en un escenario que daba protagonismo a Venezuela, Cuba y Nicaragua.

Estas tres naciones, cuestionadas por descreer de la democracia e incurrir en violaciones a los derechos humanos, harán acto de presencia en la cumbre de Buenos Aires, lo que ha disparado la polémica.