Los restos del doctor Franklin Almeyda Rancier fueron despedidos con grandes honores en una extensa manifestación de duelo popular en la ciudad de Santo Domingo, con una multitud que acompañó su féretro desde la UASD hasta la Casa del Pueblo
Santo Domingo, República Dominicana — La capital dominicana se congregó este domingo para rendir honores póstumos al doctor Franklin Almeyda Rancier, destacado académico y político, cuya partida ha dejado un vacío en el corazón de muchos.
Desde temprano, una multitud se dio cita en la Funeraria Blandino de la avenida Abraham Lincoln, donde se llevó a cabo una Misa de Cuerpo Presente a las 8:30 a.m., marcando el inicio de los actos fúnebres.
El Ministerio de Interior y Policía, junto con oficiales de la Policía Nacional, rindieron honores a Almeyda, quien también fue incumbente de este ministerio.
La Bandera Nacional fue entregada a su viuda, Josefina Pérez Gaviño, en un gesto de profundo respeto y reconocimiento a su servicio.
El cortejo fúnebre se movilizó hacia la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) donde Almeyda fue rector y figura central de la academia.
Allí, durante una hora, docentes, estudiantes y personalidades públicas le rindieron homenaje.
El rector actual de la UASD, Editrudis Beltrán, y el expresidente Leonel Fernández, encabezaron la guardia de honor ante el féretro, destacando la trascendencia de su legado como servidor público y como ciudadano.
Posteriormente, el cuerpo de Almeyda fue trasladado a la Casa del Pueblo Johnny Ventura en Gascue, lugar emblemático de lucha política y social, donde sus compañeros y miembros de la Dirección Política de la FP continuaron las guardias de honor.
Este recorrido por lugares significativos en la vida de Almeyda no solo subraya su impacto en la política y educación del país, sino también el cariño y respeto que inspiró en vida.
Los actos concluirán con la cremación de los restos de Almeyda, dejando tras de sí un legado de lucha y dedicación a la mejora de las condiciones de vida en la República Dominicana.
El sentir general de todos los presentes es que la memoria de Franklin Almeyda Rancier permanecerá viva en las instituciones que ayudó a forjar y en el pueblo que se despidió de él con admiración y gratitud.