La renuncia de Sean O’Malley pone fin a un capítulo de dos décadas al frente de los católicos en la ciudad mayoritariamente irlandesa e italiana de Boston, donde el escándalo mundial por abusos sexuales a menores por parte del clero estalló en 2002, un año antes de su llegada
Ciudad del Vaticano — El cardenal estadounidense Sean O’Malley, conocido por defender a los sobrevivientes de abuso sexual y presionar a la Iglesia Católica para que se reforme, dejará el cargo de arzobispo de Boston, anunció el Vaticano el lunes.
El obispo de Providence, Richard Henning, de 59 años, reemplazará al obispo de 80 años para dirigir la cuarta diócesis más grande de Estados Unidos, dijo el Vaticano en un comunicado.
No dio ninguna razón, y se limitó a decir que el Papa Francisco había aceptado la renuncia de O’Malley.
En la Iglesia Católica, los obispos que dirigen una diócesis tienen una edad de jubilación tradicional de 75 años, pero el Papa tiene la discreción de pedirles que permanezcan en el cargo por más tiempo.
Por ahora, O’Malley sigue al frente de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, un organismo creado por el Papa Francisco para luchar contra la pederastia por parte de sacerdotes que el obispo dirige desde 2014.
La renuncia de O’Malley pone fin a un capítulo de dos décadas al frente de los católicos en la ciudad mayoritariamente irlandesa e italiana de Boston, donde el escándalo mundial por abusos sexuales a menores por parte del clero estalló en 2002, un año antes de su llegada.
Aliado de Francisco, O’Malley es parte de la orden mendicante franciscana, Frailes Menores Capuchinos, y pasó sus primeros años como sacerdote construyendo puentes con la comunidad hispana inmigrante en la diócesis de Washington DC.
Antes de llegar a Boston, O’Malley sirvió como obispo de Saint Thomas, una diócesis que abarca todas las Islas Vírgenes de Estados Unidos, y más tarde de Fall River, Massachusetts, al sur de Boston.
En Fall River y en la diócesis de Palm Beach (Florida), manejó las consecuencias de los escándalos de abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes.
Pero fue en Boston donde O’Malley saltó a la fama, al gestionar lo que en aquel momento era el escándalo de abuso sexual clerical de más alto perfil de Estados Unidos, retratado posteriormente en la película ganadora del Oscar, «Spotlight».
Reconocido por su relación con las víctimas y su rapidez para resolver los casos, bajo la supervisión de O’Malley la archidiócesis acordó pagar 85 millones de dólares para resolver casi 550 demandas de víctimas.