Para doña Agustina Fortunato Domínguez, en memoria…

Se va una madre bajo el gris otoñal,
así como la lluvia fluye por los acantilados,
creando con su transparencia la melodía del adiós;

en la orgánica anatomía
y le susurra a su madre despedida;
se va la madre envuelta en los cálidos abrazos,
de quienes la mimaron como diosa;

y jubilosa la danzaron,
en el ritual ancestral de nuestra africanía,
suyos serán los mágicos tambores del firmamento,
suya la paz ceremoniosa del atabal,
y el areíto taíno de su voz;

se va la madre ungida de gloria terrenal,
limpia de asombros viajará su alma,
hacia el infinito de los tiempos,

pero ella seguirá tallada en el mármol,
de nuestros imperecederos recuerdos.

Diógenes Abréu

24 de octubre 2024

II

Tatuada para siempre entre nosotros (as)

Epígrafe

Para Agustina Fortunato Domínguez

Por su temple de luz y permanencia

Hoy me duele éste día hasta los párpados.
Hasta el filo puntual de los relámpagos.
Agustina era un ser de luz abierta. 

De corazón sensible y amoroso.
Su mirada era un sueño compasivo,
y su risa un puntal de mariposas.

Yo que sentí el prontuario de su abrazo
y el latir de su pecho en nuestras vidas.
Siempre afable, sonriente amorosa,
sencilla y penetrante al infinito.

Hoy le tocó partir al vuelo eterno,
donde el ser se hace inmenso y permanente...

Dagoberto López

10/24/2024