Los investigadores han identificado una nueva enfermedad que afecta a la mácula, una pequeña parte de la retina sensible a la luz necesaria para una visión central nítida. (Imagen: Fuente externa).

El dispositivo con capacidad infrarroja ofrece una visión más nítida que un ojo humano en el futuro.

Victoria, Hong Kong–Un equipo internacional liderado por científicos de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong (HKUST) ha desarrollado recientemente el primer ojo artificial 3D del mundo.

Sus capacidades son mejores que los ojos biónicos existentes y, en algunos casos, incluso supera los ojos humanos, lo que lleva la visión a Robots humanoides y nuevas esperanzas para pacientes con discapacidad visual.

El equipo colaboró con la Universidad de California, Berkeley en este proyecto y sus hallazgos fueron publicados recientemente en la revista Nature.

El ojo electroquímico (EC-Eye) desarrollado en HKUST, sin embargo, no solo replica la estructura de un ojo natural por primera vez, sino que en realidad puede ofrecer una visión más nítida que un ojo humano en el futuro, con capacidad de detectar radiación infrarroja en la oscuridad.

La característica clave que permite tales avances es una retina artificial en 3D, hecha de una serie de sensores de luz de nanocables que imitan los fotorreceptores en las retinas humanas.

El ojo en 3D fue desarrollado por el Prof. FAN Zhiyong y el Dr. GU Leilei del Departamento de Ingeniería Electrónica e Informática de HKUST.

El equipo conectó los sensores de luz de nanocables a un haz de cables de metal líquido que sirven de nervios detrás de la retina hemisférica artificial durante el experimento y reprodujo con éxito la transmisión de la señal visual para reflejar lo que el ojo ve en la pantalla de la computadora.

El principio de funcionamiento del ojo artificial implica un proceso electroquímico que se adopta a partir de un tipo de célula solar. En principio, cada fotosensor en la retina artificial puede servir como una célula solar a nanoescala.

Con modificaciones adicionales, el EC-Eye puede ser un sensor de imagen autoalimentado, por lo que no hay necesidad de una fuente de alimentación externa ni de circuitos cuando se usa para prótesis oculares, lo que será mucho más fácil de usar en comparación con la tecnología actual.

En el futuro, esos sensores de luz de nanocables podrían conectarse directamente a los nervios de los pacientes con discapacidad visual.

A diferencia de un ojo humano, donde los haces de fibras del nervio óptico (para la transmisión de señales) necesitan enrutarse a través de la retina a través de un poro, desde el lado frontal de la retina hacia la parte posterior (creando así un punto ciego en la visión humana) antes de alcanzar el cerebro.

Los sensores de luz que ahora se dispersan por toda la retina artificial podrían alimentar las señales a través de su propio cable de metal líquido en la parte posterior, eliminando así el problema del punto ciego, ya que no tienen que pasar por un solo punto.

Los científicos han dedicado décadas tratando de replicar la estructura y la claridad de un ojo biológico, pero la visión proporcionada por los ojos protésicos existentes todavía tienen una resolución deficiente con sensores de imagen plana 2D.