En sus primeros 12 meses de misión, el telescopio James Webb, el más grande y sofisticado de la historia, ha logrado captar imágenes inéditas del universo más profundo
Miami, EEUU — Hace un año que el telescopio James Webb, el más grande y sofisticado que jamás se ha enviado al espacio, emprendía una misión para lograr imágenes en alta resolución del universo más lejano.
En realidad, es casi una especie de máquina del tiempo que, hasta el momento, ha demostrado que es capaz de viajar hasta 13.000 millones de años atrás.
“Estos 12 meses de telescopio espacial James Webb han sido realmente impresionantes porque está funcionando mucho mejor de lo que nosotros esperábamos y eso nos ha permitido obtener resultados fascinantes”, explicaba Néstor Espinoza, astrónomo del Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial, en una entrevista con la Voz de América.
Galaxias que no se habían detectado hasta ahora
Todo ha sido gracias a un trabajo en conjunto entre la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de EEUU (NASA, por sus siglas en inglés), junto con las agencias espaciales europea y canadiense, que pusieron en marcha este aparato que algunos califican de “revolución”.
“Uno de los primeros resultados que se vieron fue el hecho de que el telescopio James Webb, en pocas horas de observación, fue capaz de ver una de las primeras galaxias que se formaron en el universo, algo que a otros telescopios les ha tomado semanas y meses en poder hacer”, agregaba Espinoza sobre la tecnología puntera utilizada para llevar a cabo este proyecto.
Hasta el momento se han detectado más de 5.000 galaxias nuevas de las que aún no se tenían constancia o no se habían podido fotografiar porque estaban en el universo más profundo.
Un nacimiento de estrellas parecidas al Sol
Con motivo del primer aniversario del lanzamiento del telescopio, la NASA ha difundido una imagen captada por el Webb en la que se aprecia el nacimiento de varias estrellas, algo similar, dicen los expertos, a lo que pudo ser el nacimiento del Sol.
“Se captó en una región llamada ‘nube molecular’, que está a unos 350 años luz de la Tierra. Es interesante porque esta es una región en la que nosotros hemos estado observando estrellas similares a lo que debería ser el Sol, pero cuando se están recién formando. Es como una cuna de estrellas que nos da una idea de cómo fue el nacimiento del Sol hace unos 5.000 millones de años atrás”, relata Espinoza.
Este hallazgo “revela un montón de detalles de cómo estrellas como la nuestra llegaron a ser y cómo se forman” ya que gracias al telescopio James Webb se pueden “observar distintos objetos astronómicos en distintos puntos de sus vidas”.
Otros hallazgos “impresionantes”
Durante estos doce meses, como parte de su misión, también se han podido detectar “agujeros negros supermasivos”, como el CERRS 1019, que los científicos intuían desde hace algún tiempo, pero con la puesta en marcha de este aparato de gran alcance, que utiliza la radiación infrarroja, se ha podido confirmar.
De la misma manera, también se han obtenido imágenes nunca vistas sobre Saturno y los detalles del sistema de anillos del planeta junto a varias de las lunas, como Dione, Encélado y Tethys.
“Cuando se observa Saturno con algún telescopio común y corriente, uno puede verlo brillante, incluso con los anillos. Pero cuando lo ves a través del telescopio espacial te das cuenta de que el planeta es muy oscuro y que los anillos brillan un montón.»
«Esa es una de las grandes maravillas que nos permite ver de nuevo, incluso podemos observar colores que nosotros, como seres humanos, no podemos observar”, señaló Espinoza.