Como una tradición a los valores cristianos católicos, la embajadora Angie Martínez se ha destacado por mantener vivas las raíces culturales religiosas de la República Dominicana en Jamaica

Kingston, Jamaica.- Con gran fervor patriótico y religioso, la Embajada de la República Dominicana en Jamaica celebró una solemne misa en honor a Nuestra Señora de la Altagracia, Madre Protectora y Espiritual del Pueblo Dominicano. La ceremonia tuvo lugar en la majestuosa Catedral de la Santísima Trinidad, en Kingston, oficiada por Monseñor Kenneth Richards, Arzobispo Metropolitano de Kingston, acompañado del diácono Bartłomiej Kleczynski.

Esta celebración marca la quinta misa organizada bajo la gestión de la embajadora Angie Martínez, quien, a través de estas iniciativas, reafirma su devoción mariana y compromiso con la preservación de la fe y tradiciones dominicanas más allá de sus fronteras, consolidando el papel de la embajada como promotora de la identidad y los valores dominicanos en el exterior.

En su emotivo discurso, la diplomática de carrera, Angie Martínez, como orgullosa salesiana, expresó su profundo amor por la Virgen María y su gratitud por la oportunidad de rendirle tributo en un templo tan significativo como la Catedral de Kingston.

Destacó, además, el papel de la Virgen no solo como símbolo de fe y protección, sino también como un emblema de identidad nacional y un vínculo espiritual que une a la diáspora dominicana con su tierra:

«La Virgen de la Altagracia es mucho más que una imagen sagrada; es nuestra guía espiritual y la manifestación de nuestra esencia como pueblo dominicano, una devoción que llevamos con orgullo a donde quiera que vamos”, afirmó.

Uno logro significativo de la gestión de la embajadora Angie Martínez ha sido la entronización de Nuestra Señora de la Altagracia en uno de los muros principales y más grandes de la Catedral de Montego Bay.

Este acontecimiento histórico, realizado en ocasión del Centenario de la Coronación Canónica de la Virgen y la Clausura del Año Jubilar Altagraciano, cobra aún mayor trascendencia al llevarse a cabo en la ciudad con la mayor concentración de dominicanos en Jamaica, convirtiéndose en un hito diplomático sin precedentes.

“Nos emociona enormemente haber traído la Virgen a los miles de dominicanos que residen en Montego Bay, ofreciéndoles un espacio de oración permanente en donde venir a visitar a su Santa Madre.

Este logro, alcanzado tras continuas gestiones con las más altas autoridades eclesiásticas de Jamaica, constituye un acto de particular trascendencia para nuestra fe y nuestra identidad. Más que un acto simbólico, representa un espacio sagrado de conexión y devoción para las generaciones dominicanas presentes y futuras, reafirmando su identidad y fortaleciendo los lazos espirituales entre la República Dominicana y Jamaica», expresó en ese momento la diplomática y abogada internacionalista.

Asimismo, la embajadora Martínez expresó su profundo agradecimiento al Arzobispo Metropolitano de Kingston, Monseñor Kenneth Richards, por su apoyo fundamental en la entronización de la Virgen en la Catedral de Montego Bay y en la Catedral de Kingston.

“El Arzobispo Richards quedará grabado en los libros de historia como el prelado que abrió las puertas de la Virgen de la Altagracia en las dos catedrales de Jamaica, brindando un puente de fe y hermandad entre Jamaica y la República Dominicana, y fortaleciendo de manera hermosa los lazos que nos unen como pueblos».

La embajadora dominicana destacó que la imagen de la Virgen de la Altagracia que reposa en la Catedral de Kingston es una obra pictórica realizada y donada por el embajador José Ares, durante su gestión como embajador dominicano en Jamaica.

En su homilía, el Arzobispo de Kingston, Monseñor Kenneth Richards, destacó el profundo significado de la maternidad de la Virgen María en nuestras vidas: “La Virgen es nuestra protectora, la Madre amorosa que, en los momentos de escasez y dificultad, intercede por nosotros ante su Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

Este mensaje no solo resuena en nuestras almas, sino que es especialmente significativo para el pueblo dominicano, que a lo largo de los siglos ha encontrado en ella refugio y consuelo, especialmente en tiempos de adversidad. Pero la Virgen no solo intercede por nosotros; también nos guía con esperanza y nos orienta hacia su Hijo con una sencilla pero poderosa instrucción: ‘Hagan lo que Él les diga’. Con estas palabras, nos muestra el camino correcto”, dijo el Arzobispo Metropolitano de Kingston.

En su mensaje final, la embajadora hizo un llamado urgente a la acción, instando a transformar la fe en compromiso social: “Nuestra fe no puede quedarse en palabras.

«El verdadero milagro ocurre cuando convertimos la indiferencia en solidaridad, la injusticia en justicia y la desesperanza en oportunidades. Jesús nos llama a actuar, a ser luz en medio de la oscuridad y a ayudar a quienes más lo necesitan”, enfatizó.

La eucaristía congregó a miembros del cuerpo diplomático y consular, empresarios dominicanos, personalidades de la sociedad jamaicana, así como a representantes de la comunidad dominicana residente en Jamaica y a fieles de diversas nacionalidades.

Al concluir la ceremonia, los asistentes participaron en el tradicional cóctel que la Embajada organiza, tras cada misa, en el patio de la catedral, espacio de fraternidad que, como en cada ocasión, fortalece lazos entre la comunidad dominicana y amigos de otras nacionalidades que se suman a la celebración.