En el Mes de la Hispanidad, una de las latinas de gran influencia, tanto en la cultura angloparlante como en la comunidad hispana en Estados Unidos, es la recordada ‘Reina de la salsa’, Celia Cruz y Estados Unidos recuerda su legado.

Washington, EEUU — La alegría y el legado único que dejó Celia Cruz para la historia y la cultura mundial fueron celebrados en una noche especial organizada por el Museo Nacional de Historia Estadounidense (NMAH en inglés) recientemente en Washington, que mantuvo sus puertas abiertas de manera excepcional para honrar a la «Reina de la Salsa», la primera afrolatina inmortalizada en una moneda de 25 centavos de dólar en Estados Unidos.

Para la museóloga, lo que Celia Cruz mostró al mundo «fue la alegría que experimentó y sintió a pesar de todo» lo que podría estar pasando en su vida personal y profesional.

Nacida Úrsula Hilaria Celia de la Caridad Cruz Alfonso de la Santísima Trinidad en 1925, en un humilde hogar de La Habana, la «Reina de la Salsa» llevó su música por todo el mundo en una carrera que se alargó por seis décadas. «Ella trajo mucha alegría a la vida de las personas», dijo a la Voz de América, Linda Pritchett, sobrina de Celia.

«Ella era la mejor tía que se puede pedir. Venía a todas mis fiestas de cumpleaños, a las fiestas de cumpleaños de mis hijos. Estaba allí para su familia. Hizo mucho por nosotros. Me ayudó a ir a la universidad. Me ayudó con mis hijos. (…) Entonces la miro, cómo era, y así es como aspiro a comportarme y vivir mi vida, para poder inspirar a otros, para hacer cosas consideradas que marquen una diferencia en la vida de otras personas. Y ella lo hizo», aseguró Pritchett, quien contó a los asistentes cómo fue crecer con Celia en una «casita en Queens», Nueva York.

Para la concejala en la ciudad de South Fulton, Georgia, su famosa tía le inculcó un sentido de trabajo y de deber que todavía atesora. «(Celia) trabajaba muy, muy duro. Actuaba tres veces por semana y, a veces, en diferentes países, en diferentes estados. Era muy dedicada. Y eso es algo que ya no se ve, en cierto sentido, porque, aunque la gente puede llamarla diva, no tenía cualidades de diva. Era una dama, no una diva», advirtió entre sonrisas.

Durante un panel sobre la vida y el legado de la artista, Pritchett compartió historias personales sobre Celia, su dedicación a su familia y amigos, su afición por la correspondencia y cómo le enseñó a leer y a escribir cuando era una niña. También destacó cómo su tía se convirtió en el lazo que conectaba a miles de exiliados cubanos con una patria que muchos – como ella- nunca volvieron a ver.

«Celia influyó al mundo con la música que ella cantaba, que era música cubana», insistió.

La noche también sirvió para celebrar el hecho de que la imagen de una mujer negra latina haya sido inmortalizada en una moneda en Estados Unidos. Celia Cruz se convirtió en la mujer número 14 en ser homenajeada de esta manera y en gran parte fue debido a la labor de la curadora e investigadora del Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana, Ariana Curtis.

Curtis, quien escribió una carta para recomendar la inclusión de Celia en el programa de American Women Quarters de la Casa de La Moneda, confesó sentirse tremendamente honrada por el papel que jugó en que una moneda con la imagen de la «Guarachera de Cuba» llegara a los bolsillos de los estadounidenses.

Para la museóloga, lo que Celia Cruz mostró al mundo «fue la alegría que experimentó y sintió a pesar de todo» lo que podría estar pasando en su vida personal y profesional. «Creo que es muy importante que recordemos, entendamos y pensemos en su legado de esa manera, de todas las cosas que no nos dijo, sino de lo que sí nos dijo».

«Creo que su mayor legado es la autenticidad y la alegría. Siento que cada vez que la veías, sabías que se mostraba tal como era. Y ya fuera con sus grandes pelucas coloridas, con el pelo trenzado y con cuentas, con su cola de caballo engominada hacia atrás o con un vestido con secuencias. Fuera lo que fuese, nunca sentí que se reinventara», afirmó Curtis.

Para la investigadora, «todas esas diferentes expresiones auténticas» siempre formaron parte de Celia la mujer y la artista. «Cuando se presentaba, se presentaba tal como era, y siempre se presentaba alegre. No puedes estar de mal humor y cantar una canción de Celia Cruz», insistió con una sonrisa.

No podemos dejar de citar al cubanoamericano Omer Pardillo Cid, manager de la artista, quien también se ha encargado de mantener viva las raíces y legado de la «reina de la salsa», a nivel de toda América Latina y mucho más, no solo participando en actividades culturales sino promoviendo su amplio legado musical, el que jamás perecerá en el corazón de cada hispano y hasta en ciudadanos de otras nacionalidades, donde Celia vive por siempre.