Luego de sufrir un infarto fulminante en su residencia, Doña Rosa, como es conocida popularmente fue trasladada de urgencias a la Clínica Abreu, donde, de acuerdo al doctor José Joaquin Puello, se hicieron todos los esfuerzos por revivirla pero resultaron infructuosos.
Santo Domingo, República Dominicana — Falleció la noche de este lunes la exprimera dama de la República, Rosa Gómez de Mejía, esposa del expresidente de la República, Hipólito Mejía, producto a un infarto al corazón en su residencia..
Doña Rosa fue trasladada a la Clínica Abreu, del Distrito Nacional, donde recibía atenciones al momento de su deceso.
Gómez de Mejía, de 82 años de edad, y contrajo matrimonio con don Hipólito Mejía en 1964 con quién procreó cuatro hijos: Ramón Hipólito, Felipe, Carolina y Lissa.
Doña Rosa, como es conocida popularmente fue trasladada de urgencias a la Clínica Abreu, donde, de acuerdo al doctor José Joaquin Puello, se hicieron todos los esfuerzos por revivirla.
Al lugar acudieron sus familiares y allegados más cercanos pertenecientes al Partido Revolucionario Moderno (PRM), en los que se destaca José Ignacio Paliza y Deligne Ascención Burgos.
Tanto Carolina Mejía su hija e Hipólito Mejía están visiblemente afectados por el fallecimiento de Doña Rosa.
Doña Rosa nació en Gurabo, Santiago de los 30 Caballeros el 11 de marzo de 1940. El 4 de julio de 1964 contrajo matrimonio con Hipólito Mejía Domínguez, con quien procreó cuatro hijos, Ramón, Felipe, Carolina y Lissa.
Asimismo estudió educación en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
Se desempeñó como primera Dama durante el periodo que Hipólito fue presidente, 200-2004. Fue la primera Dama del país desde que Asela Mera de Jorge dejó el cargo en 1986, ya que Joaquín Balaguer y Leonel Fernández estuvieron solteros, durante los periodos antes a Hipólito.
El Despacho de la Primera Dama fue creado por Decreto 741 del 10 de septiembre de 2000. Doña Rosa lo encabezó y coordinó el nuevo Despacho de Gobierno desde septiembre de 2000 hasta su salida del gobierno.
Gómez de Mejía, fue sobreviviente de cáncer de mama. Ha dejado tras de sí no solo una familia ejemplar, sino también un legado permanente de su compromiso con el prójimo, su cariño afable, su ejemplar cordialidad y su don de gente, tanto en su vida pública como privada, que perdurará entre todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerla y de compartir su genuino amor y natural amistad.
