Por Jesús Rojas
Washington, DC–La actividad neuronal del cerebro, implicada durante mucho tiempo en trastornos que van desde la demencia hasta la epilepsia, también desempeña un papel en el envejecimiento humano y la vida útil, según una investigación dirigida por científicos del Instituto Blavatnik de la Facultad de Medicina de Harvard.
El estudio, publicado en la edición reciente de la revista Nature, se basa en los hallazgos de cerebros humanos, ratones y gusanos y sugiere que la actividad excesiva en el cerebro está relacionada con períodos de vida más cortos, mientras que suprimir dicha hiperactividad prolonga la vida.
Los hallazgos ofrecen la primera evidencia de que la actividad del sistema nervioso afecta la longevidad humana. Aunque estudios previos habían sugerido que partes del sistema nervioso influyen en el envejecimiento de los animales, el papel de la actividad neuronal en el envejecimiento, especialmente en humanos, permaneció turbio.
«Un aspecto intrigante de nuestros hallazgos es que algo tan transitorio como el estado de actividad de los circuitos neuronales podría tener consecuencias tan lejanas para la fisiología y la duración de la vida», dijo el autor principal del estudio Bruce Yankner, profesor de genética en HMS y codirector de El Centro Paul F. Glenn para la Biología del Envejecimiento.
La excitación neuronal parece actuar a lo largo de una cadena de eventos moleculares que se sabe influyen en la longevidad: la vía de señalización de la insulina y el factor de crecimiento similar a la insulina (IGF). La clave en esta cascada de señalización parece ser una proteína llamada REST, previamente demostrada por Yankner Lab para proteger los cerebros envejecidos de la demencia y otras tensiones.
La actividad neuronal se refiere al parpadeo constante de las corrientes y transmisiones eléctricas en el cerebro. Los autores dijeron que la actividad excesiva o la excitación podrían manifestarse de muchas maneras, desde una contracción muscular hasta un cambio de humor o de pensamiento.
Todavía no está claro en el estudio si los pensamientos, la personalidad o el comportamiento de una persona afectan su longevidad o cómo lo hacen. «Un área de investigación futura y emocionante será determinar cómo estos hallazgos se relacionan con funciones cerebrales humanas de orden superior», dijo Yankner.
El estudio podría informar el diseño de nuevas terapias para afecciones que involucran hiperactividad neuronal, como la enfermedad de Alzheimer y el trastorno bipolar, dijeron los investigadores.
Los hallazgos plantean la posibilidad de que ciertos medicamentos, como aquellos que se dirigen a REST, o ciertos comportamientos, como la meditación, puedan extender la vida al modular la actividad neuronal. La variación humana en la actividad neuronal podría tener causas genéticas y ambientales, lo que abriría vías futuras para la intervención terapéutica, dijo Yankner.