Los adultos mayores que comienzan a experimentar malos sueños o pesadillas podrían mostrar los primeros signos de la enfermedad de Parkinson, dicen los investigadores.
Alabama, EEUU — Un nuevo estudio, publicado en eClinicalMedicine, mostró que, en una cohorte de hombres mayores, las personas que experimentaban pesadillas frecuentes tenían el doble de probabilidades de ser diagnosticadas con Parkinson más tarde que las que no las padecían.
Estudios previos han demostrado que las personas con la enfermedad de Parkinson experimentan pesadillas y malos sueños con más frecuencia que los adultos de la población general, pero no se había considerado previamente el uso de las pesadillas como un indicador de riesgo para la enfermedad de Parkinson.
El autor principal, el Dr. Abidemi Otaiku, del Centro para la Salud del Cerebro Humano de la Universidad, dijo: «Aunque puede ser realmente beneficioso diagnosticar la enfermedad de Parkinson temprano, hay muy pocos indicadores de riesgo y muchos de ellos requieren pruebas hospitalarias costosas o son muy comunes y inespecíficos, como la diabetes.
«Si bien necesitamos llevar a cabo más investigaciones en esta área, identificar la importancia de los malos sueños y las pesadillas podría indicar que las personas que experimentan cambios en sus sueños en la vejez, sin ningún desencadenante obvio, deben buscar atención médica».
El equipo utilizó datos de un gran estudio de cohortes de los EE.UU., que contenía datos durante un período de 12 años de 3818 hombres mayores que vivían de forma independiente. Al comienzo del estudio, los hombres completaron una variedad de cuestionarios, uno de los cuales incluía una pregunta sobre la calidad del sueño.
Los participantes que reportaron pesadillas al menos una vez por semana fueron seguidos al final del estudio para ver si tenían más probabilidades de ser diagnosticados con la enfermedad de Parkinson.
Durante el período de seguimiento, se diagnosticaron 91 casos de Parkinson. Los investigadores encontraron que los participantes que experimentaban malos sueños frecuentes tenían el doble de probabilidades de desarrollar la enfermedad en comparación con los que no lo hacían.
La mayoría de los diagnósticos ocurrieron en los primeros cinco años del estudio. Los participantes con pesadillas frecuentes durante este período tenían más del triple de probabilidades de desarrollar Parkinson.
Los resultados sugieren que es probable que los adultos mayores que algún día serán diagnosticados con Parkinson comiencen a experimentar malos dramas y pesadillas unos años antes de desarrollar los rasgos característicos de la enfermedad de Parkinson, que incluyen temblores, rigidez y lentitud de movimiento.
El estudio también muestra que nuestros sueños pueden revelar información importante sobre la estructura y función de nuestro cerebro y pueden resultar un objetivo importante para la investigación en neurociencia.
Los investigadores planean usar la electroencefalografía (EEG) para observar las razones biológicas de los cambios en los sueños. También buscarán replicar los hallazgos en cohortes más grandes y diversas y explorarán posibles vínculos entre los sueños y otras enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.