Su obra retrata de cuerpo entero temas comunes con genuino valor literario
Por Jesús Rojas
Miami—El difícil arte de la versificación, en particular las rimas populares bien dichas, tiene en Eugenio Fortunato un ágil cultor de fácil palabra y repentismo bien logrado cuando plasma sobre el papel sus décimas “asigún” de capítulos de la vida diaria, que para muchos transcurren inadvertidos y al mejor estilo de un Juan Antonio Alix o un Narcisazo, lo que llamó la atención en la feria del libro dominicano realizada en 2014.
Nacido en 1956 en Santo Domingo, República Dominicana, el autor de Rimas y Picardías emigró con su familia a la ciudad de Nueva York en 1975, ciudad donde con su vena de poeta incansable se integró al creciente movimiento cultural como miembro del grupo de poesía coreada RINESA.
En su obra de 194 páginas, Eugenio Fortunato –uno de los hijos predilectos de una aristócrata familia cultural y académica que ha aportado su talento a la sociedad en ramas tan diversas como la cinematografía, la política y las ciencias sociales–, retrata de cuerpo entero sus décimas temas comunes como el embarazo de una madre soltera, la influencia de Facebook, la gratitud, encuentros y desencuentros del amor, o la experiencia personal en necesidades privadas o muy íntimas.
El veterano escritor fundó junto a sus hermanos en 1977 el grupo cultural Orientación, uno de los pioneros del teatro dominicano en los Estados Unidos. Participó en el Primer y Segundo Encuentro de Teatristas Latinoamericanos celebrados en Cuba y Nicaragua. Su obra El Salvador, Etc. fue presentada en el Festival de Teatro Latino de Nueva York.
En Rimas y Picardía, Eugenio Fortunato desglosa con magistral habilidad su pensar y su sentir en las secciones de Cartas, Doña Rosa, Crear Conciencia, Décimas, Educacionales/informativas, Motivación y Consejos, Bachatas/picardías, Sucesos, Asuntos Personales y Punto final: Antonio, como un reflejo del perfil picaresco de la sociedad y la identidad nacional dominicana.
En el preámbulo del libro, el autor subraya: “La denominada poesía popular en realidad cuando se toma como punto de partida la espinela o décima, se podría decir que es una derivación de lo que llamamos poesía culta española del Siglo de Oro. Pero la creatividad de nuestros pueblos hispanohablantes ha generado toda una literatura oral que se esparce por nuestras zonas rurales, dándonos en algunos casos verdaderos textos de valor literario indiscutible.”
Por ejemplo, el semblante de una chapeadora en Carta a un amante: Te envío estas letras/ para decir que te quiero/ para decir que sin ti/ no existe luz ni lucero… Te amo y adoro/ me tienes loca, loquita/ cuando me lleguen los dólares/ me voy a hacer tus uñitas… Amor déjame saber/ cuándo vas a regresar/ para evitar que la regla/ sorpresa nos llegue a dar.
Y la respuesta del amante no podía faltar: Gracias por las manifestaciones/ de amor que tú me profesas/ gracias por darme vida/ con tu majestosa belleza… Eso de andar parrandeando/ a ti nunca te entusiasma/ por eso es que te compré/ de 60 pulgadas un plasma… Sé que te acuestas temprano/ que te gusta descansar/ te llamaré en la mañana/ no te quiero despertar.
Eugenio Fortunato también se desempeñó como director de cultura de la Asociación de Clubes y Grupos culturales de la ciudad de Nueva York y director del programa de Jóvenes de la Washington Heights Inwood Coalitión. Años después, en 1988, se trasladó a la Florida, donde reside con su familia en el condado de Broward.
En una comparativa en Punto Final: Antonio, el escritor rememora el país que quedó atrás y el ambiente en Nueva York: Pude graduarme y salir/ adquirir conocimientos/ lo logré con mucho esfuerzo/ y con muy poco alimento/ Aquí estoy en estas calles/ en estas mismas calzadas/ los conocidos de ayer/ tienen las mismas tonadas/ Los carros y las mujeres/ los plasmas y celulares/ cubren las conversaciones/ casi en todos los lugares.
De sus rimas y versos asegura que “la columna de Narcisazo El pueblo se queja en versos me marcó para siempre, haciendo que rimar, para mí, sea simple y divertido. Aunque algunos pueden considerarlas poesía, para mí no son más que rimas.” En otras palabras, las décimas y rimas de Eugenio Fortunato son terapia para el mal carácter y solaz y esparcimiento para el espíritu alegre y bullanguero con verdadero valor cultural y literario.