La exmandataria sostiene que hay alternativas exitosas de combate al delito, incluida la que ella misma aplicó cuando gobernó su país entre 2010 y 2014, con una reducción de los homicidios y aumento de los encarcelamientos sin desmantelar el Estado de derecho como cree que hace Bukele. (Foto: Fuente externa).

La expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, afirma que «Bukele se ha vuelto un fenómeno mediático y muchos políticos de América Latina sueñan con hacer lo mismo, pero es un espejismo»

San José de Costa Rica — Laura Chinchilla, expresidenta de Costa Rica y experta en seguridad, descarta que la estrategia de Nayib Bukele en El Salvador pueda ser un modelo para América Latina.

“Simplemente es irreal y se está soñando con una especie de espejismo que nos hace perder tiempo”, declaró Chinchilla en una entrevista con BBC Mundo.

La exmandataria sostiene que hay alternativas exitosas de combate al delito, incluida la que ella misma aplicó cuando gobernó su país entre 2010 y 2014, con una reducción de los homicidios y aumento de los encarcelamientos sin desmantelar el Estado de derecho como cree que hace Bukele.

La exmandataria indicó que es penoso que un presidente ponga como ejemplo de éxito una mega cárcel llena de delincuentes.

Indicó que es penoso que un presidente ponga como ejemplo de éxito una mega cárcel llena de delincuentes, en detrimento de los derechos esenciales de los ciudadanos que no son violadores de la ley.

Laura Chinchilla afirmó que el rumbo que lleva Bukele a El Salvador es similar al que se ha implantado en Nicaragua al presente.

Lo que sigue es un resumen del diálogo telefónico con esta politóloga que también fue ministra costarricense de Seguridad Pública y de Justicia, así como consultora de organismos internacionales en estos temas.

¿Qué conclusión ha sacado sobre la reelección del presidente Bukele en El Salvador?

Que prácticamente han desaparecido elementos fundamentales que caracterizan un Estado democrático en El Salvador.

Por ejemplo, no vimos un terreno nivelado, con similares condiciones de participación para diferentes alternativas.

Quizás lo que más nos golpeó fue ver una autoridad electoral absolutamente anulada, al punto que ni siquiera pudo terminar de dar el conteo y los datos oficiales, sino que fue el propio gobernante el que los da.

Previo a eso había habido una flagrante violación a la Constitución mediante una interpretación de una Corte que había sido nombrada políticamente por un Congreso controlado también por el gobernante.