En la gráfica, Leomar Cordero y quien suscribe, durante una visita al Consulado General, donde recibió un reconocimiento por parte de la Cónsul General, Geanilda Vásquez.

El joven pianista recibió una beca en Berklee donde desarrolla al máximo su potencial artístico, despertando interés en la más prestigiosa universidad musical y más grande del mundo que está en los Estados Unidos, donde llegó gracias a la beca Nicky Jam de la Fundación Latin Grammy

Miami, Florida. – Leomar Cordero, hizo su sueño realidad tras ganar la beca Nicky Jam de la Fundación Cultural Latin Grammy. Viajar desde su natal, La Romana, a Boston para estudiar música por lo alto en Berklee, donde se forman las grandes estrellas musicales, ha sido toda una grata experiencia, desarrollando el talento que durante años afinó como pianista en la iglesia cristiana del barrio Los Jardines, donde asiste con sus padres, Leonaldo Cordero y Dulce María Castro de Cordero.

Gracias a la beca entregada el año pasado por la fundación, donde el popular artista reguetonero Nicky Jam, quedó más que impresionado con las habilidades del joven pianista dominicano, Leomar continúa ese sueño que sus padres, de muy escasos recursos económicos, nunca objetaron, afianzados en que lo lograría. Hoy se perfila como otra gran estrella musical formada por la reputada universidad en Estados Unidos.

Del seno de una familia que trabaja muy duro en La Romana, este joven talento dominicano, cada día experimenta un despertar diferente con más energía y vibración musical. Leomar es lo que pudiéramos definir como «un joven que nació con el ritmo por dentro» y que su madre narra lo orgullosa que se siente del talentoso pianista.

Con mucho esfuerzo laboral, Leomal y Dulce María, han logrado salir a flote con la crianza de sus dos hijos, Leomar y Sophia, quien también es cantante cristiana. Al igual que a su hermano, le encanta la música, es guitarrista y toca un poco de piano. Al parecer, los Cordero Castro, llevan la música en la sangre.

Leomar en acción.

Cuenta Dulce María Castro de Cordero, quien sigue aún emocionada de ver estos éxitos de su pianista preferido, que el quehacer diario de Leomar, en el barrio donde residen, los Jardines del Norte, “era de mucha entrega, largas horas de prácticas, ensayos, desvelo, falta de sueño, porque a él le gusta siempre dar el cien por ciento en sus metas. Bien concentrado en su piano, su compañero inseparable, asistía también al Conservatorio de Música a recibir docencia.”

“Leomar llegó a ser el pianista principal en nuestra iglesia”, destaca su madre, quien lo formó como a su hija Sophia en servicio cristiano. La familia profesa la religión cristiana y asisten de manera puntual a los cultos en su iglesia, donde son conocidos por su «entrega y servicios», según vecinos y hermanos en la fe.

“Me siento tan agradecida primero de Dios que hizo realidad que hoy esté estudiando en la destacada Universidad de Berklee, cuna de grandes artistas latinoamericanos y del mundo.”

“Estoy tan feliz, que no tengo palabras para definir lo que realmente siento. Es una petición contestada al ver mi hijo donde está me siento muy satisfecha”, indica la madre del joven prodigio dominicano y pianista de La Romana.

“Seguiremos tanto mi esposo como yo por siempre agradecidos de la Fundación Cultural de los Latin Grammy, de artista Nicky Jam por el aporte en esta beca y sobre todo de las personas que nos han estado felicitando por este logro, que es de toda la República Dominicana.”

“Realmente ha sido impactante para nuestras vidas, de gran regocijo el ver el fruto del sacrificio y entrega de Leomar hecho una realidad, todo el que conoce a mi Leomar se ha gozado con nuestra familia, la iglesia, en nuestro barrio, no se pasa un día en que no se mencione este logro y sigan enviándole felicitaciones. Él es amado y querido por todos”, afirma con emoción maternal Dulce María.

Exhortación a los padres:

“Observen desde pequeños y pongan atención a las habilidades y talentos de sus hijos. No miren barreras que puedan existir, sino, por el contrario, motívenlos y apóyenle en cuanto esté al alcance. En mi caso, cuando Leomar confesó sus aspiraciones, a pesar de nuestra condición económica, solo el dije hazlo.”

“Has sido muy buen hijo, excelente estudiante, mereces esto y más, pero, aunque nosotros no podamos costear esos estudios, sé que Dios tocará a alguien para tú lograr tu sueño. Entonces ahí dijo Dios Amén y llegó Nicky Jam a través de la fundación. Ahí estamos viendo los resultados en el poder de creerle al Señor y luego la ayuda de todos los involucrados para hacerlo realidad.”

«Hoy nuestro hijo será uno de los graduados de esa universidad y contribuirá con ello, no solo al desarrollo de la industria musical de América Latina, sino del país que le ha visto nacer, la República Dominicana”, concluyó la abnegada y orgullosa madre romanense.