La antigua tradición asegura que, tras la muerte de Cristo, Santo Tomás viajó al este, encontró a los Magos, los bautizó y los ordenó obispos. Los tres eventualmente morirían martirizados. (Imagen: Fuente externa).

Una antigua tradición cristiana asegura que los tres Reyes Magos habrían sido ordenados obispos por el apóstol Santo Tomás

Ciudad del Vaticano — La historia, que data del siglo XIV, fue relatada por el Dr. Klaus Hardering, especialista en arte, citado por la Catedral de Colonia (Alemania).

En la obra conocida como la Cancela de los Reyes Magos y que se conserva en dicha Catedral, se pueden observar episodios de la vida de los conocidos como «sabios de Oriente».

Mientras que «las dos primeras escenas ilustran dos acontecimientos que se describen en la Biblia: la visión de la estrella y la adoración de los Reyes Magos», explicó el historiador, «las escenas que se muestran a continuación —la consagración obispal de los Reyes Magos por el apóstol Tomás, y su sepultura—, en cambio, han sido tomadas de las leyendas que surgieron en torno a estos con anterioridad a 1340 en Colonia».

Las tres últimas escenas de la Cancela de los Reyes Magos «muestran las diferentes estaciones que las reliquias» de los sabios de Oriente «recorrieron en su largo viaje hasta Colonia, vía Constantinopla y Milán», informa ACI-Prensa.

La antigua tradición asegura que, tras la muerte de Cristo, Santo Tomás viajó al este, encontró a los Magos, los bautizó y los ordenó obispos. Los tres eventualmente morirían martirizados.

Santa Helena, madre del emperador Constantino, encontró las reliquias de los Reyes Magos a inicios del siglo IV y las llevó a Constantinopla, actual Estambul (Turquía).

Tres siglos más tarde, San Eustorgio, Obispo de Milán (Italia), viajó a Constantinopla para que el emperador aceptara su nombramiento episcopal y recibió como regalo las reliquias de los Reyes Magos.

En 1161, el emperador Federico I de Hohenstaufen, conocido como Barbarroja, asedió Milán y había amenazado de muerte a su alcalde. El Arzobispo de Colonia y canciller del emperador, Rainald von Dassel, negoció las reliquias, custodiadas en un convento, por la vida del gobernante local.

Así fue como las reliquias fueron llevadas a Colonia, donde se encuentran hasta hoy.