- En carta remitida al Vaticano y difundida por la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA-Democrática), se expresa la “preocupación agravada” de los expresidentes por “lo que acontece en Nicaragua bajo la primitiva dictadura de los Ortega-Murillo.”
- Para los exmandatarios, la dictadura nicaragüense “luego de perseguir y criminalizar a los liderazgos políticos y sociales como de cercenar de modo radical toda la libertad de expresión y de prensa, ahora avanza hacia la persecución de los líderes episcopales católicos, los sacerdotes y las religiosas”.
Miami, EEUU — Un grupo de 26 expresidentes de América Latina y España publicaron una carta abierta pidiendo a la Santa Sede que realice una defensa más enérgica frente a la persecución de la dictadura de Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, contra la Iglesia Católica en Nicaragua.
La carta, difundida por la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA-Democrática), expresa al Papa la “preocupación agravada” de los expresidentes por “lo que acontece en Nicaragua bajo la primitiva dictadura de los Ortega-Murillo”.
Para los exmandatarios, la dictadura nicaragüense “luego de perseguir y criminalizar a los liderazgos políticos y sociales como de cercenar de modo radical toda la libertad de expresión y de prensa, ahora avanza hacia la persecución de los líderes episcopales católicos, los sacerdotes y las religiosas”.
La carta es firmada por Felipe Calderón y Vicente Fox, de México; Mauricio Macri, de Argentina; Andrés Pastrana, Álvaro Uribe e Iván Duque, de Colombia; Óscar Arias, Rafael Ángel Calderón, Laura Chinchilla, Miguel Ángel Rodríguez y Luis Guillermo Solís, de Costa Rica; y Eduardo Frei y Sebastián Piñera, de Chile.
También firmaron José María Aznar, de España; Jamil Mahuad, Osvaldo Hurtado y Lucio Gutiérrez, de Ecuador; Nicolás Ardito Barletta y Mireya Moscoso, de Panamá; Alfredo Cristiani, de El Salvador; Federico Franco y Juan Carlos Wasmosy, de Paraguay; Carlos Mesa y Jorge “Tuto” Quiroga; y Luis Alberto Lacalle y Julio María Sanguinetti, de Uruguay.
Los expresidentes señalaron que les preocupa “que la quema de iglesias y la salvaje destrucción de las imágenes del culto católico, avanza en una línea de destrucción de bases sociales y antropológicas que mejor recuerda la quema de libros judíos, socialistas y pacifistas y de bibliotecas enteras por los partidarios del régimen nacional socialista alemán en 1933”.
Al finalizar su carta, los políticos de América Latina y España exhortaron “a la opinión pública de nuestros países a mantener una respuesta comprometida con el rechazo de este morbo que amenaza la paz”, e instaron “a las distintas confesiones religiosas a expresar su igual censura”.
“Y, en lo particular, dado lo que acontece bajo la dictadura Ortega-Murillo, esperamos de una firme postura de defensa del pueblo nicaragüense y su libertad religiosa por S.S. Francisco, cabeza de la Iglesia Católica universal”, concluyeron.
La violencia de la dictadura de Daniel Ortega contra la Iglesia Católica se ha intensificado desde 2018, año de multitudinarias protestas pacíficas contra su régimen que fueron reprimidas violentamente, dejando cientos de muertos.
La defensa de los derechos humanos de los manifestantes detonó una serie de ataques que suman más de 190 contra obispos, sacerdotes, laicos y templos católicos en el país.
Desde inicios de agosto, la dictadura de Ortega y Murillo tiene bajo arresto domiciliario al Obispo de Matagalpa, Mons. Rolando Álvarez, junto a cinco sacerdotes, dos seminaristas y tres laicos, sin permitirles el ingreso de alimentos ni medicamentos.
Desde el pasado domingo 14 de agosto, cinco sacerdotes nicaragüenses han sido acosados por policías, uno de ellos fue detenido y EWTN Noticias pudo confirmar este 17 de agosto que otros dos han sido trasladados de su parroquia para evitar que sean llevados por las autoridades al servicio de Ortega y Murillo.
Al finalizar su carta, los políticos de América Latina y España exhortaron “a la opinión pública de nuestros países a mantener una respuesta comprometida con el rechazo de este morbo que amenaza la paz”, e instaron “a las distintas confesiones religiosas a expresar su igual censura”.