A primera hora del jueves, el Vaticano hizo pública la historia oficial de la vida de Benedicto XVI, un breve documento en latín que fue colocado en un cilindro metálico dentro de su ataúd antes de ser sellado, junto con las monedas y medallones acuñados durante su papado y sus estolas de palio. (Foto: Cortesía de la Voz de América).

Jefes de Estado y miembros de la realeza, clérigos de todo el mundo y miles de fieles acudieron en masa al Vaticano a pesar de los pedidos del papa emérito para una despedida sencilla.

Ciudad del Vaticano — Miles de personas acudieron a primera hora de la mañana del jueves a la Plaza de San Pedro para el funeral del papa emérito Benedicto XVI y para presentar sus últimos respetos al teólogo alemán que hizo historia al retirarse del cargo y asistir a una inusual misa de réquiem por un pontífice muerto presidida por su sustituto.

Las campanas repicaron y la multitud aplaudió cuando los portadores sacaron el ataúd de ciprés de Benedicto de la basílica y lo colocaron ante el altar instalado en la plaza bajo la mirada de los cardenales, vestidos de rojo.

Jefes de Estado y miembros de la realeza, clérigos de todo el mundo y miles de fieles acudieron en masa al Vaticano a pesar de los pedidos del papa emérito para una despedida sencilla y de los esfuerzos de la Santa Sede por hacer que el primer funeral de un papa emérito en los tiempos modernos fuese discreto.

Muchos procedían de la Baviera natal del excardenal Joseph Ratzinger y vestían trajes tradicionales que incluían abrigos de lana para protegerse del frío matutino.

“Hemos venido a rendir homenaje a Benedicto y queríamos estar hoy aquí para despedirnos”, dijo Raymond Mainar, quien viajó desde una pequeña localidad al este de Múnich para el funeral. “Fue un papa muy bueno”.

Su predecesor, Francisco, ha elogiado su valentía para hacerse a un lado y apuntó que “abrió la puerta” a que otros hagan lo mismo. El pontífice argentino señaló recientemente que ya ha dejado instrucciones escritas sobre las condiciones en las que él también dimitiría.

Está previsto que Francisco presida el funeral que, según las autoridades, podría congregar a unas 100.000 personas, una cifra muy por encima de la estimación inicial de 60.000, reportaron los medios italianos citando los planes de seguridad de la policía.

Después de la misa, el féretro de ciprés de Benedicto XVI será colocado dentro de otro de zinc y de un tercer ataúd exterior de roble antes de ser enterrado en la cripta que está debajo la Basílica de San Pedro, donde en su día estuvo la tumba de San Juan Pablo II antes de ser trasladada al piso superior.

Solo Italia y Alemania fueron invitados a enviar delegaciones oficiales, pero otros líderes aceptaron la oferta del Vaticano y asistirán a “título privado”. Entre ellos había varios jefes de Estado más, al menos cuatro primeros ministros y dos delegaciones de casas reales.

A primera hora del jueves, el Vaticano hizo pública la historia oficial de la vida de Benedicto XVI, un breve documento en latín que fue colocado en un cilindro metálico dentro de su ataúd antes de ser sellado, junto con las monedas y medallones acuñados durante su papado y sus estolas de palio.

El documento presta una amplia atención a su histórico retiro y se refiere a Benedicto como “papa emérito”, citando textualmente la frase en latín que pronunció en su anuncio del 11 de febrero de 2013.

El papa emérito, que falleció el 31 de diciembre a los 95 años, está considerado como uno de los grandes teólogos del siglo XX y dedicó su vida a defender la doctrina de la Iglesia. Pero pasará a la historia por un anuncio singular y revolucionario que cambió el futuro del papado: se convirtió en el primer papa en retirarse en seis siglos.