Los católicos celebran su fe en Nicaragua a puertas cerradas en los templos, luego de que el gobierno de Daniel Ortega prohibió las procesiones de Semana Santa.
San José, Costa Rica — Al menos un sacerdote extranjero ha sido expulsado de Nicaragua y varias personas han sido buscadas por las autoridades policiales por intentar celebrar actividades religiosas, las cuales, según los opositores al presidente Daniel Ortega, han sido prohibidas en el país centroamericano.
El sacerdote Donancio Alarcón, de nacionalidad panameña, y quien se encontraba en Nicaragua a cargo de dos templos que pertenecen a la diócesis administrada por el obispo Rolando Álvarez, fue sacado del país tras oficiar una misa el lunes.
“Cuando iba a la misa crismal, ellos (la policía) me dijeron que me iban a expulsar del país, o que me iban a echar preso porque todas las homilías del domingo las habíamos dedicado al obispo Álvarez y que estaba organizando procesiones. Yo les dije que era mentira”, contó el sacerdote a Radio Hogar, de la Arquidiócesis de Panamá.
Luego fue ingresado a una patrulla y fue cruzado a la frontera de Honduras y le dijeron: “usted ha salido del país y no puede ingresar más”.
El gobierno de Ortega no se ha referido a esta denuncia, ni tampoco el Ministerio de Migración y Extranjería, informa la Voz de América.
Suspensiones de actividades en el resto del país
Esta expulsión del sacerdote se suma a prohibiciones del gobierno de Ortega a otras actividades en el marco de la Semana Santa. Durante la celebración del Domingo de Ramos diversos templos realizaron sus actividades a lo interno de la Iglesia.
El lunes, en varias ciudades, los feligreses fueron perseguidos al intentar celebrar el tradicional recorrido de los “Cirineos”, una actividad que se remonta a años en la Iglesia de Nicaragua.
En la ciudad de Masaya, al sur de Managua, los feligreses divulgaron un video huyendo de la policía que intentaba disipar el tradicional recorrido.
La expresidenta de Costa Rica Laura Chinchilla compartió uno de los videos y denunció que los feligreses ahora “huyen no de la guardia romana, sino de la policía” afín a Ortega.
“En la Nicaragua de Ortega y Murillo la Semana Santa se convirtió en una jornada subversiva y las tradicionales procesiones en movimientos desestabilizadores que hay que reprimir”, escribió la exmandataria costarricense Laura Chinchilla en Twitter.