El papa Francisco condena las iniciativas que en muchos países tratan de legalizar las drogas para uso recreativo, el pontífice las considera «una fantasía» y dice que al liberalizarlas habrá más consumo, a la vez que condena la avaricia de los narcotraficantes al llamarlos «asesinos»
Roma, Italia — El papa Francisco catalogó el miércoles a los narcotraficantes de “asesinos” y calificó las leyes de liberalización de drogas de “fantasía”, en un discurso por el día de Naciones Unidas Contra el Consumo de Drogas y el tráfico ilegal.
Francisco dedicó toda su lección de catequismo semanal a reflexionar sobre el abuso de drogas. Pidió que se aumentaran los esfuerzos de prevención y tratamiento para adictos y dijo que son hijos de Dios que merecen que se respete su dignidad humana.
Francisco trabajó durante años como pastor en barriadas de Buenos Aires donde el “paco”, una droga barata fabricada con residuos de cocaína causaba estragos entre la comunidad. Hace mucho que el jesuita argentino tiene como una de sus prioridades visitar a adictos en recuperación durante sus visitas al extranjero.
El miércoles se desvió de su reflexión habitual sobre un tema bíblico para mencionar a los países y programas que según dijo hacían una buena labor concienciando a los jóvenes sobre los peligros del consumo de drogas y el “escándalo” del narcotráfico, informa nuestra aliada de medios, la Voz de América.
“Una reducción de la adicción a las drogas no se consigue liberalizando el consumo de drogas, como se ha propuesto, o ya implementado en algunos países”, dijo. “Esto es una fantasía. Al liberalizar, sólo consumen más”, prosiguió.
“Estoy convencido de que es un deber moral poner fin a la producción y tráfico de estas sustancias peligrosas”, dijo.
También tachó a los traficantes de asesinos y “traficantes de la muerte”, corrompidos por una codicia de dinero y poder, y les pidió que se arrepintieran y cambiaran de senda. Al mismo tiempo, pidió tratamiento para los adictos y leyes que respalden los esfuerzos de prevención.
“También nosotros estamos llamados a actuar, a detenernos ante situaciones de fragilidad y dolor, a saber cómo escuchar el llanto de soledad y angustia, a asistir para levantar y devolver a la vida a los que cayeron en la esclavitud de las drogas”, finalizó.