El informe completo del equipo de estudio, que incluye un prólogo de la NASA que señala el nuevo papel, está disponible en el sitio web de la agencia. (Imagen: Fuente externa).
  • El debate sobre los ovnis lleva décadas en la opinión pública, y recientemente volvió a tener protagonismo después de que exmilitares declararan ante el Congreso sobre el tema.
  • Te contamos en qué consistió el Proyecto Libro Azul, una de las mayores investigaciones de ovnis de EEUU

Washington, EEUU — Un tranquilo 24 de junio de 1947, el piloto estadounidense Kenneth Arnold sobrevolaba a unas 20 millas al oeste del Monte Rainier, en el estado de Washington.

Un avión del cuerpo de marines se había estrellado unos días atrás y el gobierno ofrecía 5.000 dólares a quien encontrara los restos.

Arnold, con 4.000 horas de vuelo a sus espaldas, pretendía encontrar los escombros de la aeronave cuando vio algo que lo hizo estremecer: unos destellos brillantes y nueve objetos circulares que surcaban el cielo a gran velocidad y se desplazaban en una alineación escalonada. Medían unos 100 pies de ancho y, reiteradamente, serpenteaban entre las nubes.

Según los documentos, el estudio sobre los ovnis tenía tres fases.

El hallazgo lo dejó estupefacto y su testimonio se propagó en la prensa del país rápidamente, que describió a los extraños objetos como “flying saucers”, traducido en español como “platillos voladores”.

Tras el avistamiento de Arnold, más personas alrededor de EEUU aseguraron públicamente haber visto ovnis.

Ron James, ufólogo y director del documental “Accidental Truth”, que habla sobre la existencia de los ovnis, dijo a la Voz de América que algunos de los lugares de Estados Unidos donde se han reportado más avistamientos son “la costa de California y la zona de la Isla Catalina”, además del área del “golfo de México”. El experto también señala que en las cercanías de las bases militares “hay tendencia de (avistamiento de) ovnis”.

De acuerdo con expertos, los sucesivos avistamientos en la década de los 40 fueron el detonante para que en 1948 se creara un programa bautizado como Proyecto Signo (Project Sign), para documentar e investigar los objetos volantes no identificados. Más tarde fue conocido como Proyecto Grudge (Grudge Project), para finalmente pasar a llamarse Proyecto Libro Azul (Project Blue Book).

El departamento encargado de la investigación fue la Fuerza Aérea. El documento oficial del Proyecto Libro Azul señala que tenía dos objetivos: “Determinar si los ovnis representaban una amenaza para la seguridad de EEUU y determinar si los ovnis exhibían información científica única o tecnología avanzada que podría contribuir a la investigación”.

Según los documentos, el estudio sobre los ovnis tenía tres fases. En primer lugar, cuando se reportaba uno de estos objetos, la base de la fuerza aérea más cercana al lugar del suceso era la encargada de “investigar el avistamiento y trasladar la información a la oficina del Proyecto del Libro Azul”, situada en la base aérea Wright-Patterson, en Ohio.

Si las pesquisas iniciales no revelaban una identificación o explicación razonable, comenzaba una segunda fase que se basaba en un análisis más exhaustivo, elaborado por la oficina del proyecto.

La tercera y última fase del programa consistía en la “difusión de información sobre avistamientos, evaluaciones y estadísticas de ovnis”, un proceso llevado a cabo por el Secretario de la Fuerza Aérea.

En 1969, el oficial en ese cargo, Robert Seamans, anunció la terminación. “La continuación del proyecto no puede ser justificada ni en el terreno de la seguridad nacional ni en el interés científico” dijo a través de un acta difundida por un funcionario.

Una hoja informativa distribuida por la base aérea Wright-Patterson en enero de 1985 y recogida por la Galería de Archivos Nacionales y Administración de Documentos, con sede en Washington, señala que desde 1947 hasta 1969 se reportaron al Proyecto Libro Azul un total de 12.618 avistamientos.

El documento señala que el Proyecto determinó que “ningún ovni reportado, investigado y evaluado por la Fuerza Aérea ha dado nunca indicaciones de amenaza para la seguridad nacional” y que no hay “ninguna evidencia que indique que los avistamientos catalogados como ‘sin identificar’ son vehículos extraterrestres”.

Finalmente, el informe también indica que no ha habido “ninguna evidencia presentada o descubierta por la Fuerza Aérea que indique que los avistamientos ‘sin identificar’ representen evoluciones tecnológicas o principios que vayan más allá del conocimiento científico”

La Voz de América contactó con el departamento de prensa de la NASA para preguntar sobre los ovnis, bautizados recientemente en inglés como “UAP”, siglas que equivalen en español a “Fenómenos Aéreos no Identificados”.

Un portavoz de la Agencia Espacial señaló que “el trabajo del equipo independiente de estudio de fenómenos anómalos no identificados de la NASA se completará en las próximas semanas. El informe público contendrá una serie de recomendaciones para que la NASA evalúe y categorice mejor la naturaleza de las UAP”.

Recientemente, un exmilitar estadounidense dijo ante el Congreso estadounidense que EEUU está ocultando un programa desde hace décadas que recupera y realiza ingeniería inversa de ovnis. El Pentágono, por su parte, negó las acusaciones del exfuncionario.

“Finalmente tenemos a alguien que, oficialmente, reconoce que tiene conocimiento de que la inteligencia humana no está detrás de algunos de estos fenómenos. Y eso es un gran avance”, dijo el experto Ron James a la VOA.