Francisco exhorta a los fieles evitar los chismes y las envidias.
Ciudad de El Vaticano—(ACI Prensa)– En su homilía de la Misa celebrada en la Casa Santa Marta de este 25 de febrero, el Papa Francisco advirtió sobre el peligro de la “ansiedad de la mundanidad” que consiste en desear ser “más importante que los demás” y sobre “la envidia del diablo” por la que entra el mal en el mundo, ya que “la envidia es una termita que te lleva a destruir, a hablar mal, a aniquilar al otro.”
La homilía del Sumo Pontífice tuvo lugar en la víspera del miércoles de ceniza, inicio del período de reflexión de los fieles católicos durante 40 días, previo a la Semana Santa. Al comentar el pasaje del Evangelio de San Marcos en el que Jesús dice a sus discípulos que quien quiere ser el primero está llamado a ser el último y ser el servidor de todos.
“Esta ansiedad de mundanidad, esta ansiedad de ser más importante que los demás y decir: ‘¡No! Yo merezco esto, no lo merece el otro’. Esta es la mundanidad, éste es el espíritu del mundo y quien respira este espíritu, respira la enemistad de Dios. Jesús, en otro pasaje, dice a los discípulos: ‘O están conmigo o están contra mí.’
El Papa Francisco subrayó que no hay compromisos en el Evangelio. “Y cuando uno quiere vivir el Evangelio haciendo compromisos, al final se encuentra con el espíritu mundano, que siempre trata de hacer compromisos para trepar más, para dominar, para ser más grande.”
En esta línea, el Pontífice destacó que muchas guerras y muchas peleas provienen precisamente de estos deseos mundanos y de las envidias. Como la que había entre los apóstoles.
Agregó que “Ese es el espíritu del mundo y eso no es cristiano. ‘¡No! ¡Es mi turno! Tengo que ganar más para tener más dinero y más poder’. Éste es el espíritu del mundo”, puso como ejemplo el Papa quien alertó también sobre “la maldad de los chismes: las habladurías.”
Finalmente, el Papa invitó en su homilía a no negociar “con el espíritu del mundo” ni decir “tengo derecho a este lugar, porque, mira la carrera que he hecho” ya que la mundanidad «es enemiga de Dios», en cambio, exhortó a escuchar lo que Jesús dice en el Evangelio: “El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos.”