No es secreto para nadie que la música latina se hace cada vez más popular y con ella sus artistas y productores. Un ejemplo evidente es la música urbana que, hoy por hoy, arrasa en las listas de reproducciones no solo de América Latina, sino del mundo.
Por Hildemaro Álvarez*
Desde 1968 en Estados Unidos, con la intención de honrar la cultura y la contribución de los latinos a esta gran nación, nuestra gente y nuestra música protagonizan la celebración del Mes de la Herencia Hispana.
Entre la evocación de logros, aportes y contribuciones de la presencia latina en los Estados Unidos, desde que el presidente Johnson en 1968 lo proclamara y luego el presidente Reagan extendiera la celebración por 31 días, atendiendo el llamado que hiciera el presidente Ford en procura de homenajear la herencia hispana, nuestra gente, nuestra cultura, nuestras artes y nuestra música, cobran un singular espacio de relevancia entre el 15 de septiembre y el 15 de octubre de cada año.
Sin embargo hablando de la música en particular, las cosas han cambiado bastante. El mapalé, el guaguancó, el joropo, el candombe, el tango, el huapango y más recientemente el reguetón, son ahora parte de los éxitos que se escuchan durante todo el año. No es secreto para nadie que la música latina se hace cada vez más popular y con ella sus artistas y productores. Un ejemplo evidente es la música urbana qué, hoy por hoy, arrasa en las listas de reproducciones no solo de América Latina, sino del mundo.
La música latina viene rompiendo récords de reproducciones en los portales de streaming desde hace mucho. Sus más grandes éxitos han roto records de venta, records Guinness e incluso han sido traducidos a idiomas como el ruso o el chino.
Mercados con los que alguna vez un artista latino solo podía soñar, se han convertido ahora en los espacios donde se encuentran los más grandes consumidores del sonido latino y las colaboraciones artísticas, resultado de crossovers inversos, es decir, de artistas anglosajones que cantan en español buscando conquistar el mercado latino, se hacen cada vez más frecuentes gracias a la influencia de la herencia cultural hispana en el mundo de la música.
Muchos de nuestros artistas son residentes frecuentes de los charts globales de plataformas como YouTube y Spotify y debo mencionar qué, por ejemplo, en 2020, Bad Bunny fue el artista más escuchado del mundo obteniendo un total de 8.300 millones de reproducciones y su álbum «YHLQMDLG”, fue la producción más reproducida el año pasado en muchos países, pero destaca que lo haya sido también en las plataformas de streaming suecas, por ejemplo.
En fin, te hablo de todo esto para que te sientas orgulloso de tu herencia, para que puedas ver en perspectiva que tan influyente se hace nuestra comunidad, para que veas lo importante que son nuestros artistas y te des cuenta qué, el mensaje musical que nació en Latinoamérica, quizá en tu barrio, ahora mismo le habla al mundo entero. Nuestros productores, comparten el liderazgo de la innovación y el diseño sonoro junto con los más grandes productores del mundo en este momento, así que son ellos quienes determinan la
tendencia de lo que se escucha en la actualidad… ¡Enhorabuena celebramos el Mes de la Herencia Hispana!
Breve sobre el afamado productor musical Hildemaro Álvarez
Goza de gran reconocimiento en la industria como productor musical multigénero, pianista, compositor, arreglista, director musical, ingeniero de sonido y autor de libros musicales.
Ha sido nominado a los Latin Grammy Music Awards como productor en 2017 y ha participado en álbumes nominados a ese mismo premio en 2013, 2014, 2017, 2018 y 2020. Ha sido ganador del Premio ARPA 2019 como “Productor del Año», mientras que actualmente trabaja con figuras cimeras musicales en nuevas producciones latinoamericanas.
Ha producido álbumes que obtuvieron el Premio Pepsi Music en 2016, 2018 y 2019 y fue ganador del Premio Unsigned Only 2020 además del International Songwriting Competition 2021 donde fue seleccionado como compositor ganador entre más de 26 mil compositores registrados de 153 países.
