“La Tiburona siempre será la Tiburona”, / dijo a los cuatro vientos y sin empacho, / esa honorable por doquier pregona…, / y en la esquina se ríe el más borracho.
Por Cantaclaro
Dijo una vez un poeta:
“Nada es verdad ni es mentira.
Todo es según el color,
del cristal con que se mira”.
De Samaná llega la “Tiburona”,
como apodan a la exgobernadora,
cuya lengua funcionó sin la neurona,
ni pensar que vendría la aplanadora.
Porque “hacer fiesta” de difuntos,
a los que niegan el Covid y la vacuna,
retruca casi todos los asuntos,
que van de lo sublime hasta la cuna.
Doña Elsa, la tintorera de la bahía,
por ser noble y leal al Presidente,
que no diga que no sabía,
hacerle honor al de repente.
“La Tiburona siempre será la Tiburona”,
dijo a los cuatro vientos y sin empacho,
esa honorable por doquier pregona…,
y en la esquina se ríe el más borracho.
La exgobernadora de palo presente,
más que política y viperina,
debía vigilar la vela displicente…
¡y encender la fiesta sin la jodientina…!