El galán mexicano reveló a un medio de México que ha sido abandonado por sus tres hijos, quienes según él residen en Miami.
Miami, Florida—Como si se tratara del culebrón Herencia maldita, telenovela colombiana realizada por RTI Televisión para la Cadena Uno en 1990, el actor dominicano naturalizado mexicano, Andrés García, confesó en su cuarentena de Acapulco, Guerrero que no dejará herencia alguna a sus tres hijos.
Aunque el guión no fue escrito para él por el mexicano Carlos Enrique Taboada, en la obra coprotagonizada por Celmira Luzardo, al renombrado actor dominicano oriundo de Mao, provincia Valverde, la vida real le ha deparado un trago muy amargo y doloroso al sentirse abandonado por sus hijos Andrés, Jr., Leonardo y Andrea, quienes según él residen en Miami.
A sus 78 años, Andrés García sufre la ingratitud de sus progenitores, algo que según afirma a la revista TVyNotas, “es muy común en estos tiempos”, y que jamás pensó que le podría ocurrir justo en la etapa de vida cuando más se necesita la compañía y apoyo de familiares cercanos.
El actor mexicano, quien dice sentirse seguro en su hogar y aprendido a tener paciencia en medio de la pandemia, revela que le dejará todas sus pertenencias a la persona que sí le interese cuidar de él, ahora que se recupera de una cirugía en la columna vertebral realizada en 2014.
Andrés García detalla que “el único que viene a verme y me echa la mano es Andresito, el hijo de Margarita, –su compañera de 19 años–, por eso lo quiero como si fuera mi hijo.”
El espíritu solitario y autosuficiente de Andrés García no ha amainado. Le ha dado la seguridad de afirmar que se siente bien en medio de la situación. Admite que padece los achaques usuales de su edad y que se adapta a la idea de la muerte, aunque por momentos se resiste a ello, pese a que dice estar preparado.
Su carácter de playboy no ha disminuido. Reitera que se siente tan enamorado de la mujer como lo ha sido toda su vida. Con tres cirugías a cuesta, transcurre entre la cuarentena y el distanciamiento social para no contagiarse del COVID-19, señala la revista mexicana.
Tras 57 años de trabajos, Andrés García por lo general se traslada solo, sostenido por un bastón para su rutina parcial en medio de la emergencia sanitaria como buscar ropa a la lavandería y adquirir alimentos, ya que no tiene cocinera en su hogar de Acapulco como medida de salud preventiva provisional.
Sin lugar a dudas, su vida transcurre en la edad de plata como si algún guionista le haya escrito el papel de su última novela.
Esta, marcada por la ingratitud de aquellos a quienes más a amado en su existencia, dolores y amarguras que no puede ocultar. Sobre todo para alguien que en el cenit de su vida fue venerado, amo y señor de casi todo en el cine y la televisión del siglo pasado en México.