Muchas de las decenas de miles de sobrevivientes que quedaron sin hogar seguían pasando apuros para satisfacer necesidades básicas en medio de temperaturas de congelación.
Washington, DC — El total combinado de muertos en Siria y Turquía por el terremoto de la semana pasada ya supera los 40.000, según las autoridades.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan dijo el martes que más de 35.418 personas perecieron en los dos sismos de magnitud 7,8, que los convierte, en el peor desastre de su tipo desde la fundación del país hace 100 años.
Ocho días después del terremoto, los socorristas seguían sacando personas vivas de los escombros. El martes, un adolescente de 18 años y su hermano de 21 fueron rescatados de las ruinas de un edificio en Kahramanmaras, y también un maestro en la ciudad de Antakya.
La televisión turca transmitió escenas de los rescates, pero los expertos advirtieron que el tiempo se está agotando para encontrar sobrevivientes, informa la Voz de América.
El terremoto, al que Erdogan, que se ha referido al sismo como “el desastre del siglo”, destruyó decenas de miles de edificios y un número igual quedaron inhabitables, lo que ha dejado en las calles a incontables damnificados sin abrigo ante temperaturas de congelación.
Las autoridades han arrestado a varios constructores por violar los códigos de fabricación de Turquía.
Mientras tanto, más de 5.500 muertes se han confirmado en Siria, de acuerdo con cifras de la agencia humanitaria de la ONU y la agencia de prensa oficialista de Damasco. Al menos 1.400 perecieron en áreas bajo control del gobierno y otros 4.400 en la zona del noroeste del país t controlada por los rebeldes.
En tanto, agencias humanitarias y gobiernos redoblaban sus esfuerzos para enviar ayuda a las zonas de Siria y Turquía afectadas por los terremotos.
Doce años de guerra civil han complicado las tareas de ayuda y han generado disputas sobre cómo hacer llegar la ayuda al país, por no hablar de cómo distribuirla. Algunas personas afirmaron que aún no han recibido nada. En Turquía, mientras tanto, las familias se apiñaban en vagones de tren.