Del ABC del Periodista, cortesía del Centro Internacional para Periodistas y Cristiana Bedei, aquí se plantea qué se debe y qué no a la hora de hacer una entrevista. Nunca se debe romper la confidencialidad ni inducir los detalles, pero si puedes mostrar empatía y dejar las reglas claras a la hora de entrevistar.
Por Cristiana Bedei (Cortesía)
Miami, Florida. – Como todo periodista sabe, las entrevistas dan vida a las coberturas. Nos acercan a los hechos, dan voz a las noticias y ofrecen a los lectores experiencias de primera mano que profundizan su comprensión del mundo. También suman puntos de vista distintos que echan luz sobre la complejidad de los acontecimientos.
Sin embargo, conjugar humanidad, ética y precisión, sobre todo cuando se abordan temas delicados y se tiene tiempo limitado, puede ser complicado.
«Es muy frecuente que, como periodistas, nos limitemos a conseguir la noticia y nos olvidemos de considerar cómo se representa o cómo queremos que se represente a nuestras fuentes», dice Jennifer Cox, profesora asociada de la Universidad de Salisbury y autora de «Feature Writing and Reporting: Journalism in the Digital Age».
Para ayudar a los periodistas a entrevistar mejor, pedí consejo a Cox y a Amy Forbes, profesora asociada de la Universidad James Cook y coautora de «Interviewing – A Guide for Journalists and Professional Writers».
A continuación, lo que compartieron:
SÍ: Haz investigaciones previas a la entrevista, y de seguimiento
Investiga todo lo que puedas antes de la entrevista, incluso si supone entrar al Facebook de la persona», recomienda Forbes. Esto no solo te ayudará a formular mejores preguntas, sino a desarrollar un método para romper el hielo y establecer una buena relación.
En el caso de los reportajes extensos, considera la posibilidad de entrevistar en varios entornos y consultar fuentes adicionales, como amigos y familiares, para conseguir una perspectiva más completa. En las investigaciones, esta comprobación cruzada es fundamental.
«Haz también entrevistas de seguimiento, verifica la información que te dieron y no tengas miedo de hacer preguntas difíciles», dice Cox. «Si estás disconforme, a lo mejor puedes replantear las cosas y volver a preguntar. Si sigues sin conseguir la respuesta que buscas, llama la atención sobre eso en tu publicación».
SÍ: Empatía a la hora de representar
Entiende y respeta cómo desean ser representados tus entrevistados, sobre todo en las coberturas que requieren que tus fuentes identifiquen su sexo, raza u otros detalles personales.
«Tenemos que reconocer que nuestras fuentes nos están dando información. Nos cuentan su historia y confían en nosotros para que la contemos como debe ser o como ellos la ven», dice Cox. Es fundamental abordar sus testimonios con empatía y cuidado, y asegurarse de que se respetan sus puntos de vista.
SÍ: Reglas claras
Antes de la entrevista, aclara las reglas básicas. Como aconseja Forbes, recuérdale a tu fuente que todo lo que se diga durante la entrevista podría publicarse. Esa transparencia ayuda a gestionar las expectativas y genera confianza.
Si una fuente quiere retractarse de algo, sopesa la importancia de esa información. «Si puedes acceder, hazlo, sobre todo si esperas volver a entrevistar a esa persona. Es mejor mantener las líneas de comunicación abiertas», dice Forbes.
SÍ: Garantiza la credibilidad y la autenticidad
En periodismo, la credibilidad es primordial, y esto se extiende a las entrevistas. Mostrar tus credenciales, como el carnet de tu medio o piezas publicadas con anterioridad, consolida tu legitimidad a los ojos de la fuente.
«Acercarse a alguien con una tarjeta de presentación y contarle quién eres y qué haces puede aliviar algunas de las dudas que la gente tiene cuando te acercas a ellos, y puede hacer que se sientan más cómodos desde el principio», señala Cox.
Afirmar tu identidad y tus intenciones sienta las bases de la confianza, que es esencial para una entrevista sincera y genuina.
SÍ: Que las entrevistas sean conversaciones
Cox también indicó la importancia de la comodidad y la familiaridad a la hora de hacer entrevistas, especialmente para los principiantes. «Recordar que una entrevista no es más que una conversación en la que una persona está tomando notas es una buena forma de aliviar la ansiedad del entrevistador», dice.
Ella recomienda practicar con amigos o conocidos. Con el tiempo, esto puede reducir la aprensión a hablar con extraños, lo que permite un diálogo más natural y auténtico.
SÍ: Escucha activamente
Escuchar es una habilidad inestimable que los periodistas que recién empiezan suelen pasar por alto, afirma Forbes. No se trata solo de hacer preguntas, sino de asimilar de verdad las respuestas y dejar que guíen el diálogo posterior.
«Por supuesto, haz tu pregunta, pero escucha la respuesta y haz preguntas de seguimiento», aconseja. Estas preguntas de seguimiento, aunque podrían no publicarse, pueden proporcionar una visión más profunda, rica y amplia.
NO: Imponerte en momentos traumáticos
Aborda las situaciones difíciles que impliquen muertes, pérdidas o traumas con sensibilidad y respeta el estado emocional de los sujetos.
«Actúa con ética. Piensa en cómo te gustaría que te trataran si fueras tú el entrevistado, o alguien de tu familia», sugiere Forbes. «En circunstancias especialmente difíciles, no te impongas sobre el dolor de los demás».
NO: Confiar solo en las entrevistas digitales
Después de la pandemia de COVID-19 hubo un importante declive de las habilidades interpersonales, afirma Cox: «No queremos hablar con la gente cara a cara o por teléfono. Es mucho más fácil hacer una entrevista por correo electrónico, pero se pierde demasiado».
Aunque Cox reconoce la comodidad de las entrevistas digitales, las desaconseja. «Arruina la autenticidad de la entrevista y da a las fuentes demasiado tiempo para planificar y pensar con antelación sus respuestas», explica.
Utiliza las plataformas en línea y los servicios de mensajería como puntos de contacto iniciales, pero recoge tus historias en persona o por teléfono para captar mejor las emociones y los matices.
NO: Comenzar con preguntas controvertidas o desafiantes
Lanzarse a hacer preguntas polémicas no bien enciendes el grabador puede poner en peligro toda la entrevista.
«No empieces con preguntas difíciles o controvertidas, ya que el entrevistado podría abandonarte», dice Forbes. «Esto es especialmente importante en las entrevistas grabadas o en vídeo. Recuerda que no tienes programa si no tienes grabación, así que es mejor que hagas algunas preguntas generales antes de lanzarte con las difíciles».
Aunque hay excepciones, como las interacciones improvisadas y breves, mantener un enfoque considerado y estratégico suele ser lo más prudente.
NO: Interrumpir e inducir
«Uno de los mayores errores es interrumpir a nuestras fuentes», dice Cox. Esto puede ser bastante problemático en televisión, donde una interrupción puede arruinar un segmento.
Hay que dejar que la conversación fluya con naturalidad y evitar guiar las respuestas. «Si estás entrevistando a un atleta y dices, por ejemplo: ‘Ha sido un partido muy fácil, ¿verdad?’, estás induciendo al atleta a decir: ‘¡Sí, sí, fue superfácil!’ Es decir, estás intentando que te dé la frase que necesitas», explica. Con esta práctica se corre el riesgo de dar una imagen sesgada y de manipular el relato del entrevistado.
NO: Descuidar los detalles y las relaciones interpersonales
Toma notas meticulosas, asegúrate de la exactitud de nombres y títulos y sé cortés con todo el mundo. «No hay nada peor que hacer una gran entrevista, escribir un gran artículo y luego escribir mal el nombre de la persona o darle un título equivocado», dice Forbes.
Asegurarse de que todos los detalles sean correctos refuerza la profesionalidad y credibilidad tuya y de tu publicación. Recuerda también mantener relaciones cordiales con el personal administrativo o de relaciones públicas, ya que son los guardianes de tus posibles entrevistados.
NO: Romper la confidencialidad
Mantén la confidencialidad de la información extraoficial y de las fuentes que así lo piden.
«Como se dice en el sector, eres tan bueno como tus fuentes y tu reputación en materia de confidencialidad. Nadie quiere hablar con un periodista en el que no puede confiar», señala Forbes.
Romper la confianza no solo puede dañar tu reputación, sino también cerrar futuras líneas de comunicación.