Es probable que los republicanos sientan a partir de ahora menos temor a Trump y empiecen a buscar candidatos presidenciales con el mensaje trumpista pero sin la personalidad conflictiva que tanto desagrada en muchos lugares.
Washington, Diana Negre*
Faltan dos años para las elecciones presidenciales y tanto republicanos como demócratas, igual que los periodistas y quienes no se identifican con ningún partido, no saben aún si el presidente Trump volverá a ser candidato a la presidencia, por muchas indicaciones de que se está preparando para hacerlo.
Los resultados electorales de las primeras elecciones primarias celebradas en Estados Unidos, aunque se trate solamente de elecciones legislativas y para gobernadores, indican que entre los republicanos Trump todavía tiene peso, pero quizá no suficiente, ni para ganar las elecciones presidenciales, ni para que lo elijan como candidato a la Casa Blanca.
Los votos en estas primarias no han dado la victoria a los todos los candidatos a quienes Trump apoyaba, pero la mayoría de los candidatos evitaron enfrentarse al ex presidente, por temor a alienar a los sectores conservadores del partido.
Como ocurre con presidentes retirados en muchas ocasiones, participan en las elecciones de todo tipo para prestar su ayudo a diversos candidatos y esto es lo que hizo Trump en las primarias de varios estados norteamericanos.
El resultado de estas elecciones podría haber sido una indicación de la popularidad actual de Trump y sus posibilidades de recuperar la presidencia si es candidato -como él mismo ha expresado que desea- en las elecciones presidenciales de 2024.
Pero aunque la mayoría de sus patrocinados ganaron, en muchos lugares eran ya los favoritos sin necesidad del apoyo de Trump. Además, unos pocos perdieron y, a última hora de este miércoles, todavía no se conocían algunos resultados en Pennsylvania pues dos de los candidatos republicanos tenían un número casi idéntico de votos.
Entre tanto, el Partido Demócrata, que se enfrenta a la probabilidad de ser derrotado en las elecciones parlamentarias del próximo noviembre, anda buscando candidatos con el poder de atracción que Trump ejerce sobre las clases trabajadoras y trata de eliminar su imagen de partido elitista, dirigido por intelectuales y funcionarios.
Entre los demócratas, es evidente la preocupación que el partido trata de buscar candidatos que atraigan a quienes votaron por Trump, obreros y residentes del centro del país, después de años y ciclos electorales apelando casi exclusivamente a las élites económicas e intelectuales en los estados costeros del Este y el Oeste de Estados Unidos.
Pero en el caso de los demócratas, estas elecciones legislativas representan algo más que el apoyo o desacuerdo con sus políticas: así como los republicanos tal vez se beneficien -o salgan perjudicados- por su proximidad a Trump, también los demócratas sufren los avatares del presidente de su partido, Joe Biden, cuya popularidad no para de bajar.
De esta forma, la victoria en elecciones primarias no significa mucho, pues quienes no están comprometidos con uno u otro partido, probablemente votarán para expresar su desacuerdo o satisfacción con el presidente y, como castigo, acaben apoyando o rechazando, en las elecciones legislativas dentro de seis meses, a un candidato republicano.
Es decir: Con una inflación galopante, con escasez de artículos en supermercados y grandes almacenes, con precios de la gasolina por las nubes, es muy probable que los norteamericanos voten contra del personaje que lleva el timón del país, en este caso el presidente Biden. Como el próximo noviembre no hay elecciones presidenciales y la Constitución no prevé elecciones anticipadas, los votantes expresan su disgusto a través de los congresistas y senadores del partido del presidente.
Es probable que los republicanos sientan a partir de ahora menos temor a Trump y empiecen a buscar candidatos presidenciales con el mensaje trumpista pero sin la personalidad conflictiva que tanto desagrada en muchos lugares. Aunque todavía falta más de un año para que estas candidaturas se materialicen, todo parece indicar que los aspirantes republicanos a la Casa Blanca habrán de tener credenciales conservadoras sólidas, como las de Trump, junto con sonrisa fácil y buenos modales, cosas en las que Trump se queda corto.
*Diana Negre, periodista, escritora, editora, veterana excorresponsal en la Casa Blanca de múltiples medios en Europa y América Latina.