La Junta enfatiza la falta general de atención por parte de los gobiernos al uso de sustancias entre las personas mayores, que se traduce en un número limitado de programas de prevención y tratamiento para ese colectivo.
Nueva York, Estados Unidos. – La Organización de las Naciones Unidas, ONU, a través de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, JIFE, advierte sobre el crecimiento de lo que denomina, “la otra pandemia” entre los envejecientes y es sobre el consumo de drogas que está causando muertes en el mundo y que guarda relación con la pandemia del COVID de acuerdo con el informe.
De acuerdo con la entidad, “la pandemia ha tenido un impacto desproporcionado en el bienestar de la tercera edad, un grupo de población que esconde una epidemia de consumo de drogas y cuyas muertes por esta causa, muchas por sobredosis, va en aumento, alerta la entidad internacional que fiscaliza los narcóticos, llamando a las autoridades sanitarias a reconocer esta realidad y a no dejar atrás a estas personas en aras del combate a la pandemia de COVID-19.
Pandemia y medicamentos controlados
La pandemia de COVID-19 ha aumentado la demanda de algunos medicamentos controlados. Del mismo modo, los cierres, los controles fronterizos y las medidas de distanciamiento físico han interrumpido la cadena de suministro global de medicamentos, afectando los servicios sanitarios y el acceso a los medicamentos, incluso para las personas con trastornos de salud mental y uso de sustancias.
El aumento en la demanda de medicamentos necesarios para el tratamiento de pacientes con COVID-19 ha reducido aún más la disponibilidad de algunos medicamentos que contienen sustancias controladas. Para hacer frente a la menor oferta, algunos gobiernos han recurrido a planes de contingencia que provocan escasez de algunas medicinas en otros países.
La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) advirtió que el consumo de drogas y las muertes relacionadas con ellas se han incrementado entre las personas mayores, al igual que la cantidad de individuos en tratamiento por ese problema de salud.
En su informe anual correspondiente a 2020, la JIFE recomendó aceptar la existencia de esa esta epidemia oculta y atender a este grupo de población, que a menudo se pasa por alto, garantizándoles el acceso a los servicios de salud y bienestar necesarios.
La publicación señala que, “las personas de la tercera edad son un grupo demográfico ignorado de consumidores de sustancias con necesidad de tratamientos específicos y con desafíos específicos relacionados con la edad, como pueden ser el aislamiento y las limitaciones físicas. Es apremiante un apoyo extendido e integrado para ayudar a revertir una tendencia alarmante”, según enfatizan.
Envejecimiento veloz
La Junta dice que la rapidez del envejecimiento de la población mundial acelera la tendencia de la adicción a las drogas de los adultos mayores, aunque indica que la mayoría de los países carecen de datos suficientes para diseñar estrategias adecuadas.
Como un primer paso para contrarrestar la epidemia, la JIFE recomienda aumentar la investigación sobre los trastornos por consumo de estupefacientes entre las personas mayores y pide a los gobiernos que mejoren el acceso a los servicios de salud y tratamiento necesarios diseñados para este grupo poblacional.
Según las Naciones Unidas, en 2019 había 703 millones de personas mayores de 65 años y se prevé que esta cifra se duplique para 2050, cuando llegará a 1500 millones de personas. En 2050, el 16% de la población mundial total tendrá más de 65 años, lo que corresponde a una de cada seis personas en la Tierra.
La información de Estados Unidos y Europa sugiere que el aumento del abuso de sustancias en este grupo etario se produjo principalmente en países de ingresos altos y podría resultar del envejecimiento de la generación de los “baby-boomers”, nacida entre 1946 y1964.
JIFE atribuye las lagunas de datos epidemiológicos de estas personas a que las encuestas se han centrado principalmente en adultos jóvenes y grupos en riesgo de entre 15 y 65 años. “Ha habido una tendencia entre los científicos a ignorar el abuso de sustancias en las personas mayores de 65 años y esa escasez de datos ha hecho que los gobiernos no presten atención a este tema al desarrollar políticas y programas”, explica.
El estudio divide en dos grupos a las personas mayores con problemas de abuso de sustancias: los usuarios de “inicio temprano”, que tienen un largo historial de uso de sustancias ilícitas y continúan consumiendo sustancias hasta la vejez y los usuarios de “inicio tardío”, que comenzaron a consumir drogas a una edad más avanzada.
Las razones para desarrollar drogadicción entre quienes empiezan a usar narcóticos como adultos de edad media son complejas y están determinadas por distintos factores y experiencias.