- Un estudio revela que la fructosa procesada hace que el sistema inmunológico se inflame.
- Los resultados no aplican a la fructosa natural derivada de las frutas.
Bristol, Reino Unido– Una dieta alta en azúcar y fructosa podría prevenir el funcionamiento adecuado del sistema inmunológico de las personas de formas que, hasta ahora, en gran parte se desconocían.
La investigación, dirigida por científicos de Swansea en colaboración con científicos de la Universidad de Bristol y el Instituto Francis Crick de Londres ha sido publicada en la revista ‘Nature Communications’.
La fructosa se encuentra comúnmente en bebidas azucaradas, dulces y alimentos procesados y se usa ampliamente en la producción de alimentos.
El Dr. Nick Jones, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Swansea, dijo: «La investigación de diferentes componentes de nuestra dieta puede ayudarnos a comprender qué podría contribuir a la inflamación y la enfermedad y qué podría aprovecharse mejor para mejorar la salud y el bienestar».
La Dra. Emma Vincent, de la Facultad de Medicina de Bristol, Ciencias de la Salud de la Población, (PHS), afirmó: «Nuestro estudio es emocionante porque nos lleva un paso más allá hacia la comprensión de por qué algunas dietas pueden provocar problemas de salud».
La fructosa se encuentra comúnmente en bebidas azucaradas, dulces y alimentos procesados y se usa ampliamente en la producción de alimentos. Está asociado con la obesidad, la diabetes tipo 2 y la enfermedad del hígado graso no alcohólico y su ingesta ha aumentado sustancialmente en todo el mundo desarrollado en los últimos años.
Sin embargo, la comprensión del impacto de la fructosa en el sistema inmunológico de las personas que la consumen en niveles altos, ha sido limitada hasta ahora.
El nuevo estudio muestra que la fructosa hace que el sistema inmunológico se inflame y ese proceso produce moléculas más reactivas que están asociadas con la inflamación.
La inflamación de este tipo puede dañar células y tejidos y contribuir a que los órganos y sistemas del cuerpo no funcionen como deberían y podría provocar enfermedades.
La investigación también aporta una comprensión más profunda de cómo la fructosa podría estar relacionada con la diabetes y la obesidad, ya que la inflamación de bajo nivel a menudo se asocia con la obesidad.
También se basa en el creciente cuerpo de evidencia disponible para los formuladores de políticas de salud pública sobre los efectos dañinos de consumir altos niveles de fructosa.