El fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos modifica la política de admisión en centros académicos y dice que la raza no puede ser un factor para ello. (Foto: Fuente externa).

El efecto de la sentencia divulgada este viernes será mayor en el escenario político que reproductivo, pues el Supremo no declaró el aborto ilegal o anticonstitucional, simplemente eliminó el derecho constitucional a interrumpir el embarazo.

Washington, Diana Negre*

Con la decisión del Tribunal Supremo contraria al aborto, Estados Unidos se convierte en el cuarto país del mundo desarrollado que limita la interrupción del embarazo. Le acompañan Andorra, Malta y San Marino, además de 19 naciones, en su mayoría africanas y pobres.

El efecto de la sentencia divulgada este viernes será mayor en el escenario político que reproductivo, pues el Supremo no declaró el aborto ilegal o anticonstitucional, simplemente eliminó el derecho constitucional a interrumpir el embarazo.

A partir de ahora, la situación volverá a la que se vivía hace casi 50 años, en que el aborto era legal en algunos estados norteamericanos y estaba prohibido en otros. Las mujeres que deseen abortar donde no esté permitido, podrán hacerlo en otro lugar sin ser perseguidas en su lugar de residencia. Es algo posible en el sistema constitucional norteamericano de estado federal y el secretario de Justicia recordó poco después que los estados no pueden prohibir los abortos de sus residentes fuera de sus territorios.

Ya algunos estados, como Texas, han anunciado su intención de hacer cumplir la normativa local de antaño y prohibir nuevamente la interrupción del embarazo, como hacían hasta hace medio siglo, cuando tuvieron que tolerar esta práctica pues las leyes federales se imponen a las locales.

Los magistrados del Supremo están anunciando sus decisiones en estos días porque se preparan para el descanso veraniego y la que afecta al aborto no sorprendió porque las intenciones del Tribunal ya se habían filtrado hace semanas. Debido a la importancia de la cuestión se le ha prestado una atención casi exclusiva, pero otras decisiones son también polémicas, como echar abajo para prohibición de uso y tenencia de armas de fuego en Nueva York, por considerarla anticonstitucional.

Y ciertamente, la manera en que el Supremo entiende la Segunda Enmienda de la Constitución es un amplio derecho al uso de las armas. Algunos creen que los magistrados, hace 14 años, se excedieron en la interpretación de la frase “debido a la necesidad de tener una milicia bien organizada para la seguridad de un estado libre, la población ha de tener derecho de poseer y portar armas”. En 2008, el Supremo anunció que la enmienda garantiza a todos la tenencia y uso de armas, pero muchos consideran que la interpretación es demasiado amplia, especialmente ante la fuerza de las armas modernas que son prácticamente maquinaria de combate.

Ahora, con la sentencia del aborto, los magistrados no han revisado el texto de la Constitución original ni las enmiendas que lo siguieron, sino que simplemente ha retirado la interpretación de febrero de 1973, conocida como Roe versus Wade, que reconocía un derecho constitucional a poner fin a la gestación.

Ya antes de la sentencia, varios estados americanos permitían al aborto y ahora lo seguirán haciendo. Se calcula que por lo menos 26 estados mantendrán la práctica y hay una serie de grandes empresas que garantizaron, al conocerse la sentencia, que sus empleadas podrán viajar a otros estados, a cuenta de la empresa, para interrumpir un embarazo no deseado.

Si a las embarazadas esta sentencia les presentará tan solo el inconveniente de desplazarse a un estado vecino, la política norteamericana puede verse afectada mucho más por la sentencia: podría movilizar a una serie de votantes demócratas apáticos hasta ahora, que acudirían a las urnas para influir en la composición del Senado, el cuerpo legislativo que nombra a los magistrados del Supremo.

Tradicionalmente, este tribunal ha estado dividido 4 a 5 entre jueces de ambas tendencias políticas y esta diferencia mínima no dejaba prever cuáles serían las sentencias. Ahora, debido a la posibilidad de que los presidentes Bush y Trump de nombrar a los magistrados que habían de relevar a quienes dimitían o morían en el cargo, el máximo tribunal tuvo un giro conservador.  Ocurrió recientemente con Ruth Bader Ginsburgh, una magistrada progresista:  La casualidad hizo que muriera durante el mandato de Trump, quien nombró a una juez conservadora, de forma que el casi equilibrio de 5-4 se vio sustituido por una clara mayoría republicana de 6-3.

Ahora, ante las elecciones legislativas de noviembre, los demócratas tratan de estimular a sus seguidores para que no se queden en casa y voten por los candidatos de su partido, especialmente en el Senado que se encarga de aprobar a los futuros magistrados.

En estos momentos, el Senado tiene 50 senadores de cada partido y tanto republicanos como demócratas tratan de inclinar la balanza hacia su lado.  En principio, los republicanos están en desventaja porque hay más escaños de su partido en liza que entre los demócratas (no se eligen todos los escaños, sino tan solo un tercio), pero la impopularidad del presidente Biden juega en su favor y confían ganar por lo menos un escaño más para controlar la cámara alta.

La situación les es más favorable en la Cámara de Representantes, donde si bien están en minoría, tan solo necesitan ganar 5 escaños y las previsiones en estos momentos son de que gozarán de amplios márgenes en su favor.

En cualquier caso, a cuatro meses de las elecciones, es difícil que los votantes se dejen influir en noviembre por lo que, para entonces, serán noticias viejas. Ahora, con la sentencia del aborto, los magistrados no han revisado el texto de la Constitución original ni las enmiendas que lo siguieron, sino que simplemente ha retirado la interpretación de febrero de 1973, conocida como Roe versus Wade, que reconocía un derecho constitucional a poner fin a la gestación.

*Diana Negre, periodista, escritora, editora, veterana excorresponsal en la Casa Blanca de múltiples medios en Europa y América Latina.