El filme lleva ya más de 4 millones de espectadores en sólo 9 días de proyección. El día de su estreno se posicionó en el primer lugar de la taquilla, superando a Indiana Jones 5, a Spider Man, Transformers y Elementos, esta última de Pixar y Disney. El productor mexicano explica por qué lo cree así: “Nos cerraron muchas puertas en estos años; Disney, Netflix, Amazon y otras casas distribuidoras dijeron que no, ‘esta película no es para nosotros, no es un buen negocio, nadie va a ver una película sobre el tráfico de niños’, afirmaban
Miami, EEUU — ¿Por qué el activista y cineasta mexicano Eduardo Verástegui considera que el éxito de su película Sound of Freedom (Sonido de libertad), que se estrenó en los cines de Estados Unidos el 4 de julio, es un milagro?
Sonido de libertad es una cinta de Angel Studios que narra la primera misión del agente de seguridad estadounidense Tim Ballard, encarnado por el famoso actor católico Jim Caviezel —quien dio vida también a Jesús en la película La Pasión de Cristo—.
Ballard, después de rescatar a un niño de las garras de los traficantes, se entera de que la hermana del pequeño aún está cautiva. Entonces renuncia a su trabajo y arriesga su vida mientras se embarca en un peligroso viaje a través de la selva colombiana para salvarla.
El filme lleva ya más de 4 millones de espectadores en sólo 9 días de proyección. El día de su estreno se posicionó en el primer lugar de la taquilla, superando a Indiana Jones 5, a Spider Man, Transformers y Elementos, esta última de Pixar y Disney.
Disney, Netflix, Amazon y otros lo rechazaron
Verástegui cree que esto es un milagro, o varios milagros: “Estamos compitiendo con los más grandes de la industria, y nos posicionamos primeros”, indica en una nota enviada a ACI Prensa.
El productor mexicano explica por qué lo cree así: “Nos cerraron muchas puertas en estos años; Disney, Netflix, Amazon y otras casas distribuidoras dijeron que no, ‘esta película no es para nosotros, no es un buen negocio, nadie va a ver una película sobre el tráfico de niños’, afirmaban. Ante estas negativas, teníamos dos opciones: rendirnos y tirar la toalla, o —cuando de salvar vidas se trata— no rendirnos, seguir adelante y perseverar el tiempo que fuera necesario”.
“Finalmente, después de 8 años invertidos en dar vida a Sound of Freedom, aparece en el estado de Utah, en un pueblo llamado Provo, la distribuidora Angel Studios, interesada en ayudarnos a distribuir la película”, prosiguió.
Verástegui relató asimismo: “Cinco días después, ya habíamos firmado contrato. Tres meses después, el milagro: 4 de julio, Día de la Independencia de Estados Unidos, la película está en los cines y se posiciona primera en taquilla, sacudiendo la conciencia y el corazón del país que estadísticamente es considerado consumidor #1 del mundo de sexo con niños”.
“Y el movimiento por la libertad ya es un hecho, está en marcha y crece, crece, crece sin parar; no lo pueden detener. Ese es el milagro: que en un mundo de mentiras y de ataques, la verdad se abre camino, se posiciona primero y muchas vidas se salvarán gracias a esto. Porque en tiempos de mentira universal, decía Orwell, decir la verdad constituye un acto revolucionario”, continuó.
En su opinión, “esta película es un acto revolucionario. Millones de niños están siendo hoy, ahora mismo, esclavizados, sometidos, dañados en lo más profundo y más preciado de su ser. La trata de personas es muy real, la explotación sexual de los niños es una atrocidad cotidiana, ¡pero también es real que le decimos basta! Hay más de 50 millones de personas esclavizadas en el mundo según la OIM, la OIT y la Walk Free Foundation; vivimos el momento de la historia humana con mayor número de esclavos… Y no podemos quedarnos callados”.
Eduardo Verástegui afirma: “Ese es el milagro: que en un mundo de mentiras y de ataques, la verdad se abre camino, se posiciona primero y muchas vidas se salvarán gracias a esto. Porque en tiempos de mentira universal, decía Orwell, decir la verdad constituye un acto revolucionario.”