El rápido aumento de infecciones de COVID-19 en Estados Unidos provocado por la variante ómicron, ha generado una mayor demanda de pruebas caseras de detección, que ahora son difíciles de conseguir.
Las Vegas, EE.UU. — A lo largo de las últimas semanas, la rápida propagación de la variante ómicron por Estados Unidos se ha vuelto un verdadero quebradero de cabeza para el Gobierno que, frente a posibles cierres de la economía, aboga por la vacunación y la detección; una estrategia que, sin duda, enfrenta sus retos.
Si bien durante meses la reticencia de millones de estadounidenses a vacunarse ha sido el principal reto de las autoridades sanitarias, ahora es la falta de pruebas diagnósticas la que pone en jaque la lucha contra la pandemia.
Actualmente existen dos tipos de pruebas en Estados Unidos para detectar el COVID-19: las de antígenos y las moleculares o PCR.
Las PCR son administradas por personal capacitado y autorizado, mientras que las de antígenos pueden comprarse en la farmacia sin receta médica para usar en casa y son altamente populares porque dan resultados en minutos.
“Las pruebas caseras son bastante buenas, bastante confiables. Ahora, la capacidad de la prueba casera para hacer un mejor trabajo aumenta si lo haces más de una vez, es por eso que la mayoría de las pruebas caseras vienen en paquetes de dos”, explicó el doctor Marc Kahn, decano de Medicina de la Universidad de Las Vegas, en Nevada.
Esa facilidad de obtener resultados rápidos ha hecho que escaseen estas pruebas caseras en todo el país, por lo que cada vez más personas acuden entonces a las autoridades sanitarias para someterse a las pruebas.
El efecto dominó no se ha hecho esperar, pues con el personal reducido precisamente a causa de la oleada de infecciones, los sitios públicos de prueba no dan abasto.
“Hacíamos entre 5.000 a 7.000, 8.000 pruebas diarias de covid. Hoy día estamos haciendo alrededor de 15.000, 16.000, o sea, el doble”, dijo Fermín Leguen, director médico del Distrito de Salud del Sur de Nevada.
La Administración Biden anunció ya que en los estados de Nevada, Maine, Delaware, Texas, Washington, y Maryland se abrirán centros masivos de pruebas adicionales dirigidos por el gobierno federal para ayudar a contrarrestar la crisis generada por la ola infecciosa de la variante ómicron.
Las PCR son administradas por personal capacitado y autorizado, mientras que las de antígenos pueden comprarse en la farmacia sin receta médica para usar en casa y son altamente populares porque dan resultados en minutos.